Las campanas diestras tocan a rebato con el viejo cuento de Pedro (¿Sánchez?) y el lobo: ¡que viene, que viene el referéndum catalán!
"La consulta es otra lamentable concesión. No hay que olvidar que el País Vasco y Navarra seguirían sus pasos"
Casi tal cual lo enuncia Francisco Marhuenda en su moralina diaria de La Razón: “El referéndum que viene”. No solo sabe que viene, sino, conoce al dedillo cómo será el camino. Un tipo preclaro: “No hay duda de que piensan que somos una colección de idiotas. Me temo que elaboren un estatuto de autonomía de máximos y el Estado quede reducido en Cataluña al edificio de la delegación del Gobierno. No hay que minusvalorar la osadía de Junqueras y la capacidad de rendirse del PSOE. La consulta es otra lamentable concesión. No hay que olvidar que el País Vasco y Navarra seguirían sus pasos. Al final, conseguirán destruir España ante la indiferencia de la sociedad. No hay que sorprenderse porque también le sucedió a Roma”. Quede ahí esa exageración.
También en el diario azulón, José María Marco, Julián Cabrera y José Antonio Vera auguran la celebración de la consulta. Para no aburrirles (que hoy sobra material), les entrecomillo a modo ejemplo un pellizquiquito de la parrapla de Vera: “Todo empieza a quedar claro. Acordaron los indultos igual que después la sedición y ahora la malversación. Y el referéndum forma parte de la misma hoja de ruta. Dirán que es consultivo, pactado o de otra manera, pero los referéndums los carga el diablo”.
En Libertad Digital, otra hemorragia incontenible. Bastan títulos y autores. “Sánchez allana el camino para una tercera consulta secesionista en Cataluña”, clama el editorialista. “Lo peor de lo peor es la consulta”, porfía Cristina Losada. “El referéndum de Illa”, acusa José García Domínguez. Y, por último, Carmelo Jordá sentencia: “Habrá referéndum”.
"La celebración de un referéndum en Cataluña está en el horizonte, y eso genera en la base social nacionalista unas expectativas que traerán consecuencias"
Junto a una gran foto de Gabriel Rufián y Félix Bolaños, El Mundo titula en primera: “ERC lo ve claro: se pactará el referéndum”. Eso pide, naturalmente, un editorial de rasgado de vestiduras: “Hoy la celebración de un referéndum en Cataluña está en el horizonte, y eso genera en la base social nacionalista unas expectativas que traerán consecuencias. Ante un movimiento político que se demuestra insaciable, la vaga promesa de un referéndum, aunque se reboce de una larga lista de eufemismos –consulta pactada y no vinculante–, alimenta en su electorado la esperanza de una votación que, de no ser colmada, generará frustración y un nuevo empuje social en contra del Estado de derecho que nos protege a todos, incluidos los independentistas”.
Un par de páginas más allá, el amanuense Javier Redondo remata la jugada: “Sánchez y Junqueras elevan la narrativa basada en «recuperar la convivencia» en Cataluña a momento y razón constituyente –destituyente–; lo cual aboca al referéndum. Ayer era inconstitucional; desde hoy puede que no, porque bajo el señuelo de la «concordia», Sánchez y Junqueras han acordado desamparar, rebajar, relativizar y botar la Constitución”.
En El Confidencial, es Ignacio Varela quien se mesa los cabellos con más brío: “Ahora el noviazgo ha devenido en boda. En las capitulaciones matrimoniales, Junqueras escribió dos palabras: amnistía y referéndum. Sánchez, además de precisar que ese pago se efectuaría en cómodos plazos compatibles con las exigencias del calendario electoral, exigió a cambio una sola cosa: adhesión inquebrantable a sus investiduras, presupuestos y leyes fundamentales”.
"Este Gobierno y sus aliados partidarios de destruir España tienen dos objetivos inmediatos que van a someter a votación: el futuro de Cataluña y el de la Corona"
No se vayan todavía, que aún hay más. El Debate se saca del refajo una presunta exclusiva: “Sánchez y ERC pactaron por escrito en enero de 2020 el guion de la consulta catalana”. De entre los lamentos desgarradores de los opinateros del digital ultracatólico, nos quedamos con el de Ramón Pérez-Maura, que anticipa que el siguiente paso es otro referéndum sobre la monarquía: “Este Gobierno y sus aliados partidarios de destruir España tienen dos objetivos inmediatos que van a someter a votación: el futuro de Cataluña y el de la Corona. La mayor certeza de que Cataluña y su independencia van a estar sometidas a sufragio universal es que desde el Gobierno de la nación se ha negado esa posibilidad. Y ya todos sabemos lo que quiere decir que Sánchez y su equipo nieguen que algo vaya a pasar: que ocurrirá más pronto que tarde”. La idea del dos por uno, todo hay que decirlo, es original de Isabel Díaz Ayuso.
He dejado para el final a ABC porque lo del vetusto diario es un caso curioso. Resulta que lleva el asunto como apertura de primera, pero con un titular enfocado hacia Ferraz y Moncloa: “El referéndum y la malversación le estallan al socialismo”. No hay editorial. Tampoco, por lo menos en la edición de hoy, encontramos columneros que le hinquen el diente al asunto. De hecho, el único que se aproxima es el inefable Salvador Sostres, y lo hace para quitarle hierro al asunto y reírse de los anunciadores del apocalipsis. Lean: “Todos los presidentes han cedido. Aznar llamó grupo de liberación vasco a la mayor los asesinos de ETA, promovió el despliegue de los Mossos y abolió el servicio militar obligatorio. Aceptó la inmersión lingüística. Esquerra demonizó aquellos acuerdos de CiU con el PP –como ahora Puigdemont con Junqueras– y llegó el tripartito. No se acabó el mundo”. Pues es un recado para la mayoría de quienes lo acompañan en el plantel de opinadores de la cabecera madrileña de Vocento.