Los pelos como escarpias, sería la mejor expresión para definir lo que sentí la semana pasado al ver las imágenes que los organizadores de la carrera ciclista del Tour proyectaron tanto de la salida en Bilbao como en las siguientes dos etapas que discurrieron por Euskadi Sur y que acabó en Baiona, en Euskadi Norte. Miles de personas en calles y carreteras animando a los ciclistas, con su bandera, ikurrina en mano y aprovechando la carrera para situar nuestro país, Euskadi, en la escena internacional y además, todo ello, en perfecta armonía y con una organización digna de todo elogio.
La guinda del pastel hubiese sido que algunos de los ciclistas hubiesen corrido con las bicicletas de madera, marca Axalko para más señas, que hacen en la pequeña carpintería Txirbil del pequeño pueblo de Zerain, en el Goierri gipuzkoano, ejecutadas a la perfección por el tandem Aitzol y Aritz y que, en su mayoría, paradójicamente, son dirigidas a la exportación. En fin, en ésta no ha podido ser, pero habrá que trabajar para que en la próxima ocasión en que la carrera gala se acerque a nuestra tierra, las bicis de madera sean algo más que un sueño.
Por cierto, no creo que alcance la categoría de sueño, pero sí que ha sido un importante paso el logrado en la Diputación Foral de Gipuzkoa, al recuperar la existencia de un departamento propio para el sector primario, sin tener que estar vinculado ni a economía ni a medio ambiente, concediéndole así la relevancia que el sector se merece y dotándole ante la sociedad general, la visibilidad que requiere.
No les oculto nada que, personalmente, soy contrario a los macrodepartamentos en las diferentes instituciones, sean del ramo que sean y del partido o institución que sean, porque al final, una materia como la agraria acaba siendo subordinada a una estrategia más global y la persona que está al frente de la misma es identificada como referente de la materia más potente del macrodepartamento, con lo que las materias menores, como la agraria, quedan ante la sociedad, relegadas y sin referentes a los que atenerse.
Soy consciente que no siempre resulta ser así y que en algunas ocasiones, tan importante como la estructura organizativa de las instituciones suele ser el perfil, y la sensibilidad, de los dirigentes que se nombran para tal menester. Aún así, salvadas las excepciones, creo que con una buena estructura institucional, es decir, con departamento propio, resulta más fácil y frecuente encontrar un perfil acorde con la materia, en mi caso, el agrario.
Por eso, ahora que nos encontramos recién entrados en una campaña electoral, las elecciones al Congreso y Senado, pero lo mismo valdría aplicado a las elecciones al Parlamento Vasco previstas para el año que viene, 2024, a mí, personalmente, y creo que a una gran parte del sector, me gustaría saber de antemano el programa sectorial que llevan a los respectivos comicios y en caso de que sean partidos con posibilidad de gobernar, que me aclarasen cuál es su opción de estructura organizativa, quién sería la persona que lideraría el departamento o Ministerio y quienes serían, de la lista presentada a los comicios, las personas encargadas de la materia agraria en el Parlamento correspondiente.
No lo digo sólo por curiosidad, que también, sino porque me temo que, como en ocasiones anteriores, en diferentes instituciones y en todos los partidos, el programa no recoge más que cuatro generalidades que, más allá de cuatro matices, serían replicables por todos los partidos y en cuanto, a la designación de personas responsables de hacer un seguimiento en el Congreso, Senado, Parlamento Vasco, etc. o de las personas encargadas de dirigir la acción política en los ejecutivos, no creo confundirme en que, a falta de voluntarios para una materia menor, la cuestión agraria acaba siendo “asignada” a políticos sin el más mínimo interés en la materia y consiguientemente, como supondrán, el fracaso es más que previsible.
Sabedor de que en algunos despachos institucionales y políticos este artículo será analizado con la lupa en una mano y la escopeta de perdigones en la otra, les aclaro a todos ellos que no es intención mía ni criticar a nadie en concreto ni a ningún partido en particular, sino, única y exclusivamente, pegarles una colleja para reclamar su atención.
El sector agrario, a pesar de contar con la calificación de sector estratégico para la sociedad por parte de todos los partidos políticos, está perdiendo referentes claros y potentes en los ejecutivos y en los legislativos y, qué quieren que les diga, esa dejadez y falta de interés de los partidos políticos por buscar o trabajar por tener los mejores representantes en la materia agraria, además de ser un fiel reflejo de la debilidad de nuestro sector, con dicho pasotismo, no hacen más que contribuir a que el sector primario sea cada vez más débil.
Puestos a soñar, soñaré con que algún responsable político lea este artículo y, rizando el rizo del sueño, que además, me haga caso. Ya saben, soñar es libre.