El nuevo primer ministro de Nueva Zelanda, el laborista Chris Hipkins, ha jurado este miércoles el cargo, menos de una semana después de que su antecesora Jacinda Ardern sorprendiera al mundo al anunciar su renuncia de forma inesperada.
En una ceremonia oficial en la Casa de Gobierno de Wellington, Hipkins fue investido además como ministro de Seguridad Nacional e Inteligencia, al lado de su viceprimera ministra, Carmel Sepuloni.
"Este es el mayor privilegio y responsabilidad de mi vida" y "estoy animado con los desafíos que se avecinan", dijo el nuevo mandatario tras la breve solemnidad.
Primera reunión ministerial
Desde que fue confirmado como sustituto de la saliente Ardern, el pasado domingo, Hipkins evitó hablar de sus planes de Gobierno y detallar las políticas que su gabinete adoptará, aunque este miércoles ha asegurado que, como primer ministro, reconoce "la importante naturaleza" de su puesto.
El nuevo mandatario tiene previsto reunirse por primera vez con sus ministros este mismo miércoles y se espera que, posteriormente, conceda su primera rueda de prensa oficial en el cargo.
Hipkins, que ocupó un papel protagonista en la respuesta de Nueva Zelanda a la crisis de covid, releva en el cargo a la también laborista Ardern, quien anunció su inesperada renuncia el pasado jueves al admitir que ya no tiene "suficiente energía para seguir con el trabajo" al frente del país, al que lideró entre 2017 y 2023.
Este miércoles, centenares de personas se concentraron a las puertas del Parlamento neozelandés desde donde Ardern, cuyo liderazgo empático y firme ha sido elogiado dentro y fuera de Nueva Zelanda, partió por última vez como primera ministra.
La ahora exmandataria se desplazó enseguida a la Casa de Gobierno, donde presentó formalmente su renuncia a la representante del Rey Carlos de Inglaterra en el país, la gobernadora general Cindy Kiro.
Durante los cinco años y medio en los que estuvo al frente de la nación, Ardern se ha enfrentado, siempre con su estilo directo y amable, a varios momentos críticos, como la emergencia de la covid, el atentado de Christchurch en 2019 o la erupción del volcán Whakaari ese mismo año.
Sin embargo, ha visto su popularidad caer en los últimos años y se ha vuelto blanco de una escalada de acoso y amenazas sin precedentes, sobre todo por parte de grupos antivacunas, aunque ha asegurado que el aumento de la violencia no ha sido "un factor decisivo" para su decisión de renunciar al cargo.