LA compra de un automóvil es, en buena medida, un acto de fe; sobre todo cuando se trata de un ejemplar de segunda mano. Por eso, entre los criterios de elección tradicionales (precio, diseño, etc.) pesa cada vez más la reputación del fabricante, entendida no solo como prestigio social, sino también como grado de fiabilidad. Tras consultar con los usuarios, diversos estudios en ese sentido coinciden en señalar a las marcas japonesas como las más dignas de confianza debido a su bajo índice de averías. La última encuesta, auspiciada por las asociaciones de consumidores europeas, coloca nueve firmas asiáticas por delante de la primera autóctona, que es SEAT, y deja en muy mal lugar a Tesla.

Así que, si damos crédito a esas valoraciones de presuntos propietarios, cabe concluir que la compañía creada por el polémico Elon Musk está sobrevalorada o al menos pone en duda que merezca la consideración de abanderada de la tecnología que algunos le conceden. Llama la atención que, escrutadas las opiniones de más de cincuenta mil personas usuarias de automóviles (52.430, para ser precisos) de cinco países (Francia, Bélgica, Italia, España y Portugal), el especialista en electromovilidad cierre la lista con la peor calificación de todas las marcas por parte de sus propios usuarios. Obtiene 60 puntos sobre 100 posibles.

Tampoco salen bien parados algunos de los treinta y cinco fabricantes que la preceden. Es el caso de referencias clásicas como Alfa Romeo y Land Rover, ambos con 64 puntos, o de Jaguar con 68.

Las evaluaciones recopiladas por las organizaciones de usuarios responden siempre a la experiencia personal de quienes poseen y conducen modelos de todas las marcas, interrogados sobre el número de visitas al taller requeridas por sus vehículos; quedan exceptuadas las revisiones periódicas y las reparaciones fruto de accidentes fortuitos. Como es obvio, el estudio no se circunscribe a coches recién estrenados, sino que se abre a ejemplares con distintos grados de veteranía. De otro modo no contarían con un historial que examinar.

El análisis de los datos obtenidos depara una conclusión categórica: las marcas japonesas siguen siendo las que dan menos problemas. El veredicto es idéntico en todas las consultas realizadas este año, ya sea por parte de agrupaciones de consumidores – las hay europeas y norteamericanas- o de medios de comunicación. En la que nos pilla más cerca, presentada a comienzos de verano por la OCU, manda Lexus, separada de su matriz Toyota por la intrusión en segunda posición de Subaru. La lista elaborada en Estados Unidos casi repite el podio, con Mazda en la posición intermedia.

Resulta significativo que las dos primeras marcas del ranking continental, así como la cuarta (Mitsubishi) y la sexta (Honda), sean firmas de difusión limitada en el mercado. También choca que las premium europeas tradicionales (Audi, BMW y Mercedes-Benz), objeto de deseo de gran parte del público, merezcan a juicio de sus clientes encuestados una valoración de fiabilidad tan tibia. Peor es el caso de Porsche, que recibe de su clientela una calificación de 76 sobre 100 (idéntica a la de Fiat y Opel), muy alejada de la que la encumbra al cuarto puesto en el ranking USA. Sorprende, asimismo, que las generalistas europeas de gran volumen se muevan en la zona media de la tabla, con discretas puntuaciones en torno a 80.

Modelos más y menos fiables

El mejor, un diésel. De los más de quinientos modelos y versiones (exactamente 523) auditados este año en el sondeo de las asociaciones de consumidores y usuarios europeas, el mejor cualificado es un diésel: el VW T-Roc 1.6 TDI lanzado en 2017. A continuación, aparecen dos híbridos, el Toyota Corolla 2.0 (2018) y el Lexus IS 2500 (2013). También están bien considerados modelos de gasolina como el Audi Q3 1.5 (2018), el Kia Rio 1.4 (2017) y el Hyundai i20 1.0 (2014-2020). Lo mismo sucede con el Kia Niro 1.6 (2016) y el Mitsubishi Outlander 2.4 (2013), los dos con impulsión híbrida enchufable. Por lo visto, ninguno de todos estos modelos frecuenta el taller. Todo lo contrario de lo que al parecer sucede con el Renault Espace 1.6 diésel y con el Opel Astra 1.5 diésel (ambos de 2015).