Andoni Tascón (Bilbao, 27 de febrero de 1998) es un buen conversador, quizá porque el fútbol le ha dado muchos golpes, sobre todo a modo de lesiones. Se ha reinventado en el Arenas, después de romperse en marzo de 2022 el cruzado de la rodilla izquierda en un entrenamiento en Lezama con la primera plantilla del Athletic, no jugar en el filial rojiblanco y llegar a entrenar en solitario. Licenciado en Magisterio, aunque aún no ejerce, suma ya dos tantos con el conjunto rojinegro, con el que confía en disputar el play-off de ascenso a Primera RFEF.

La goleada sobre el Logroñés B les ha permitido volver a zona play-off doce jornadas después. El momento se ve de otro color, ¿no?

Sí, la verdad que sí. Llevábamos tiempo sin poder estar en esas plazas que te dan la posibilidad de jugar el play-off. Ahora hemos conseguido meternos a falta de seis jornadas y ahora tenemos seis finales por delante para mantener esa plaza.

¿Es creíble el objetivo?

Durante la temporada hemos sido un equipo bastante irregular. Nos ha costado mucho, sobre todo en los partidos fuera de casa. Siempre trabajas con el objetivo, sobre todo cuando te ves cerca de esas plazas de play-off. Siempre quieres estar. Nosotros trabajamos con ese objetivo, porque creemos que tenemos jugadores para poder estar en esas plazas de arriba.

¿Cuál es el ADN de este Arenas?

Es un equipo valiente, muy joven. Hay momentos en los que pecamos de cierta inexperiencia. Somos un equipo que es prácticamente como un filial, porque la media edad estará por los 22 años. Es un equipo que quiere hacer goles y en defensa intentamos ser un equipo sólido. Lo que pasa es que ahí estamos fallando un poco, pero el equipo está en una buena dinámica ahora mismo.

Queda tan poco que, a partir de ahora, los errores se pagarán muy caros. ¿Han agotado el cupo de fiascos con el de Alfaro dos jornadas atrás?

Es una buena pregunta. Cada vez queda menos y los errores se penalizan más. Tenemos que tener claro que ahora los errores se van a pagar caros e intentar evitarlos al máximo para que no se nos escapen puntos innecesarios y poder agarrar una de esas plazas de play-off.

Además, el sábado vio puerta por segunda vez desde que en enero fichó por el Arenas. ¿Se ha reencontrado como futbolista?

Sí, un poco. Esa era la idea. He estado con una lesión grave de rodilla y siempre tienes dudas de cómo vas a volver al campo, cómo va a responder la rodilla, el cuerpo. Lo que yo quería era participar, volver a sentirme futbolista, volver a disfrutar del fútbol, ya que llevaba un tiempo bastante largo sin hacerlo.

¿Cuántos días llevaba sin jugar?

413 días, que se dice pronto. Es mucho tiempo sin competir, no sabes cómo van a estar el cuerpo y la cabeza. Estoy muy contento en ese sentido. Con el paso del tiempo, al principio siempre cuesta un poco más, pero a base de minutos de entrenamiento y de competición vas cogiendo esa confianza y quitando esos miedos. Cada día me encuentro mejor. La rodilla ha respondido muy bien y con ganas de seguir sumando minutos, goles y lo que venga.

413 días sin competir, una lesión grave de rodilla, relegado al ostracismo en el Bilbao Athletic.... ¿Le ha curtido todas estas experiencias?

Las lesiones nunca vienen en un buen momento, pero sí que es verdad que en estos procesos he tenido la mala suerte de haberme lesionado varias veces, he tenido lesiones musculares, he tenido esta última lesión de rodilla que ya es de mucho tiempo inactivo. También se aprende, empiezas a valorar otras cosas, valoras más los momentos en los que te encuentras bien, te da la posibilidad de conocer mejor tu cuerpo, tu cabeza, trabajar en el gimnasio. Al final sí que es un proceso difícil de llevar, pero a la vez tiene sus cosas positivas.

¿Hubo momentos en los que se llegó a derrumbar?

Sí, no lo voy a engañar. El día que me lesiono, que me rompo la rodilla, ese día llego a casa llorando, diciéndoles a mis padres que dejo el fútbol. Es un momento duro, tu familia y tus amigos te apoyan, te dicen que estás loco, que es un traspiés más, pero de eso también te puedes levantar. Son días difíciles cuando te pasa, sobre todo para mí, que venía de una época mala en el Bilbao Athletic aquel año con Patxi Salinas de entrenador, que creo que se estaba siendo un poco injusto conmigo y lesionarme fue un palo muy duro.

¿Qué le argumentó Patxi Salinas?

Que no contaba conmigo y en los entrenamientos me ponía en posiciones en las que yo no participaba nunca, como de lateral izquierdo.

¿Fue ello más duro que la propia lesión?

Intenté llevarlo de la mejor manera posible, con una sonrisa, jugaría donde me dijeran, si me tenían que poner de portero, me ponía, yo no tenía ningún problema. Es difícil de llevar, pero al final sabes que, teniendo paciencia y siendo profesional, todo acaba pasando y llegando.

Y llegó su fichaje por el Arenas, ¿cómo se gestó la operación?

Había otros clubes interesados, pero el Arenas desde el primer momento, incluso desde verano, ya me dijo que iban a estar pendientes de mí, que confiaban en mí. Conozco a Óscar (Sampayo), segundo entrenador nuestro, de la etapa de juveniles en el Danok. Sabía que era un sitio donde podía contar con minutos, que al final era a lo que yo le daba más prioridad, volver a jugar, volver a sentirme futbolista. Y, en ese sentido, en el Arenas me transmitieron mucha confianza, tanto los entrenadores como Toño Vadillo, el director deportivo, y la verdad es que no dudé.

Dice que vuelve a sentirse futbolista, a tener sus mejores sensaciones. ¿Su mejor época fue en la temporada 2018-19, en el que marcó diez goles?

Aquel año fue muy bonito para mí, porque me salieron las cosas y al final todo iba más rodado. Después vuelvo al Bilbao Athletic, pero una serie de lesiones no me permite contar con muchos minutos y disfrutar. Al final es lo que a mí me gusta, disfrutar de los entrenamientos, de los partidos y ahí es cuando saco mi mejor versión. Han sido años difíciles, de lesiones, de recaídas, de dudas, pero después de esta última lesión me encuentro más fuerte. Creo que volverá a llegar esa versión de Andoni Tascón en el Amorebieta.

¿Cómo se define?

Me considero un delantero al que le gusta asociarse con sus compañeros, bajar a recibir a esa línea de tres cuartos del campo para poder hacer fútbol a partir de ahí. Y luego, inteligente en el área, intuyo muchas veces donde pueden caer los balones, lo que es un ratonero del área.

¿Le obsesiona el gol?

Diría que no. Sí que es verdad que siendo delantero siempre quieres hacer goles, porque los delanteros viven de ello. Pero me considero un delantero que, aparte de hacer goles, intento ayudar de otras maneras al equipo y por eso no tengo una obsesión demasiado alta con el gol.

¿Qué es el gol?

El gol, simplemente, es meter la pelotita entre los tres palos, pero aunque suene tan fácil, en la práctica es muy complicado. Por eso los delanteros están tan cotizados en el mundo del fútbol. Por eso son los jugadores de campo que son los mejores pagados.

¿Concilia el sueño cuando falla una ocasión clamorosa?

Cuando fallo intento no darle muchas vueltas. Porque te puede perjudicar en los minutos que quedan y si le das demasiadas vueltas, igual empiezas a hacer las cosas peor. Pero sí es verdad que cuando un delantero falla en una ocasión clara y el equipo no consigue la victoria, siempre te sientes un poco dolido y culpable, y le das vueltas a la jugada de por qué fallas o qué no has hecho bien.