El sábado entonó el mea culpa por firmar una novena posición para la parrilla de salida del Gran Premio de Miami impropia de su talento y su monoplaza. Max Verstappen cometió un error en el primer intento buscando la pole y posteriormente un accidente de Charles Leclerc le privó de una nueva oportunidad. “Va a ser difícil. Me lo compliqué yo mismo. Tengo que aceptarlo. Estoy decepcionado conmigo mismo”, confesó el líder del campeonato, que veía cómo por otra parte su compañero en Red Bull, Sergio Pérez, firmaba una pole que ponía en peligro la condición de Mad Max

La victoria de Checo Pérez en Bakú pudo ser un punto de inflexión. El mexicano cobró confianza y de algún modo quedó autorizado para soñar con que puede ser campeón del mundo; de hecho, en cuatro carreras los pilotos de Red Bull se repartían los triunfos, sin que ninguno lograra repetir. Y Pérez tenía una gran oportunidad para conseguirlo. Pero entonces, para liquidar de golpe y porrazo cualquier esperanza mexicana, apareció esa bestia del volante que firma gestas asombrosas, haciendo sencillo lo que es dificilísimo.

El inflexible Verstappen, que llegó a perder una posición en la salida, necesitó quince vueltas para elevarse hasta la segunda plaza. En esa vuelta 15, Pérez aparecía a 3,6 segundos en el horizonte. Poco antes, el mexicano fue alertado de la progresión de Mad Max y aceleró el ritmo, pero no sería suficiente. Cuando Verstappen encontró pista libre, comenzó a rodar medio segundo por vuelta más rápido que Pérez. Para tratar de detener la sangría, el mexicano fue enviado al box para completar el primer y único cambio de neumáticos. Verstappen quedó como líder provisional, aunque pendiente de completar su pit stop.

La clave del éxito de Verstappen, como se vería a la postre, sería la propuesta de una estrategia diferente a la que presentaron el resto de pilotos de cabeza. Montó gomas duras por las medios de los demás. Ello conjugado con la capacidad del neerlandés de dar vida a sus calzos resultó crucial. El bicampeón neerlandés logró estirar su parada hasta la vuelta 45. Pérez no fue capaz de aprovechar sus gomas duras y no amplió las diferencias. Así, cuando Verstappen completó su parada salió del box a 1,2 de Pérez y con gomas nuevas y compuesto medio. 

El mexicano plantó defensa durante apenas dos giros. El indomable Verstappen ganó la cabeza y en menos de una vuelta amplió su ventaja a 1,5 segundos. Una exhalación. Impresionante. Bye, bye, Pérez. Mad Max había ganado ocho posiciones con respeto a su punto de partida; nueve en total, teniendo en cuenta la plaza perdida en los primeros metros de la carrera. Bestial.

“Ha sido una buena carrera. Limpia. Me he mantenido alejado de los problemas. Ha sido clave mantener los neumáticos duros”. Así de simple fue el resumen del ganador, un tipo gélido, pero ardoroso y despiadado sobre la pista. Un tirano que dio un tremendo golpe de autoridad, que no encontró rivales ni en Pérez, que aterrizó crecido en Miami y con la baza de la desventaja de su compañero. “Max ha sido particularmente fuerte hoy. Ha tenido un ritmo grandísimo con el neumático duro”, lamentó un cabizbajo Pérez, que se encontraba a solo 6 puntos del liderato del Mundial de Verstappen y ahora aparece a 14. 

Fernando Alonso regresa al podio

En cuanto a Fernando Alonso, sigue enfrascado en su particular sueño. Fue tercero en una carrera apacible, mucho más de lo esperado, así llegó su cuarto podio en cinco carreras. “El coche es increíble”, destacó, obviando el poderío de Red Bull, coches “rapidísimos, irrompibles”. “Ha sido una carrera bastante solitaria; esperábamos contrincantes más fuertes, pero los Ferrari no han sido rápidos y todo ha ido bien”, manifestó sorprendido.

Carlos Sainz, que opositó el tercer lugar de Alonso, acabó superado por el Mercedes de George Russell y solo un puesto por encima de Lewis Hamilton, que arrancó decimotercero. Charles Leclerc, por su parte, se perdió en una discreta séptima plaza. El Aston Martin, con las manos de Alonso, sigue mostrándose como el primer monoplaza tras los Red Bull. “A ver si en Mónaco o Barcelona tenemos una oportunidad”, dijo un inconformista Alonso, que busca una victoria que parece improbable sin errores en Red Bull.