Cuando en el Col de la Loze, Miguel Ángel López se convirtió en Superman en un puerto durísimo, brutal y descarnado, abierto a la agonía, sin apenas vegetación entre toboganes crueles y fue capaz de hacer hincar la rodilla a Roglic y Pogacar, que peleaban por la corona en el Tour de 2020, el vuelo del colombiano parecía supersónico. Un estallido de talento y facilidad escaladora impulsaban a López. Victorioso, ondeó su capa en la cima. Nada hacia presagiar que apenas dos años después fuera a estrellarse de mala manera. El ciclista al que bautizaron como Superman -de joven se enfrentó a unos ladrones que pretendían robarle la bici- ha caído en desgracia. Al escalador siempre se le consideró valiente y resistente. Subió muy alto López, vencedor de etapas en el Tour y la Vuelta y podio en el Giro. Como Ícaro, a López se le quemaron las alas de cera de tanto aproximarse al sol. El Astana, el equipo que renovó al corredor en noviembre, ha decidido rescindir el contrato con el colombiano unas semanas después. Al colombiano le cubre la fría sombra de la sospecha. 

El despido de López fue una decisión sorprendente e inesperada. Al parecer, la formación kazaja “descubrió nuevos elementos que mostrarían la probable conexión de Miguel Ángel López con el Dr. Marcos Maynar”, quien se supone en la cúspide de una presunta trama de tráfico de medicamentos prohibidos. En consecuencia, el equipo “no tuvo otra solución que rescindir el contrato entre equipo y corredor, basado en incumplimientos de dicho contrato y las normas internas del equipo, con efecto inmediato”, informó el equipo en Twitter. El País dio a conocer que la estructura que gestiona Aleksandr Vinokourov tuvo acceso a nueva información que comprometía seriamente al ciclista y de ahí su despido fulminante. Según el citado diario, de las nuevas informaciones y de la investigación se desprende que López pudo haber recibió una inyección de la hormona menotropina supuestamente en Budapest, antes del comienzo del Giro. Al parecer, la inyección causó una inflamación que le obligó a abandonar. Fue la International Testing Agency (ITA), la agencia independiente que gestiona los asuntos de dopaje de la Unión Ciclista Internacional (UCI) y con la que la Guardia Civil colabora, la que informó al equipo de dicho detalle.

De todo ello se deduce que alguien de los investigados en la supuesta trama de dopaje -el propio Maynar, Vicente Belda padre y Vicente Belda hijo, masajista del Astana, los exciclistas Ángel Vázquez y Luis Vicente Otín, o el director portugués Rubén Pereira-, está colaborando con las autoridades. En los registros llevados a cabo, los investigadores hallaron medicamentos como Actovegin, ácido Dicloroacético (DCA) y Teofilina, así como sustancias prohibidas en el deporte como la hormona Menotropina.

La denominada Operación Ilex, que desplegó sus alas a comienzos de 2021, pudo constatar como los deportistas, una vez puestos en contacto con el citado médico y su ayudante, doctor en Fisiología del Ejercicio, se sometían a un estudio previo mediante analíticas y pruebas de esfuerzo antes de que se les diseñara un plan específico de entrenamiento a los deportistas. Este incluía el consumo de medicamentos no autorizados en España, así como de otros de la lista de sustancias prohibidas de la Agencia Mundial Antidopaje. La fabricación, la recepción y distribución de los medicamentos se hacían, según los investigadores desde la Facultad de Ciencias del Deporte de Extremadura.

López se defiende

Antes de dar por finalizada su relación con el corredor el lunes, el Astana suspendió cautelarmente a Miguel Ángel López pocos días antes del arranque de la Vuelta a España. El ciclista fue requerido entonces por las autoridades españolas para indagar sobre la trama de presunto dopaje. En aquella ocasión, López fue reclamado por la jueza de Cáceres que lleva el caso en calidad de testigo. Ante esta tesitura, el Astana renovó al ciclista de cara al próximo curso. Sin embargo, el caso ha dado un giro inopinado que ha empujado a la estructura kazaja a dejar de contar con López. El ciclista ha reaccionado de inmediato a la decisión de su equipo y anunció que se defenderá en los tribunales tras el despido. 

En un comunicado, López aseguró que “ejercerá todas las acciones legales que la asisten en defensa de sus derechos, ante lo que entiende un claro caso de despido abusivo y sin justa causa”. El escalador de Pesca, de 28 años, consideró que la decisión de rescindir su contrato es “absolutamente injustificada, no existiendo ningún hecho nuevo que le justifique”. Igualmente, rechazó “cualquier insinuación” que pueda perjudicar “su nombre y el honor como ciclista profesional”, al tiempo que recordó que en su carrera deportiva “nunca jamás” ha dado positivo por dopaje. Despedido del Astana, Miguel Ángel López quiere remontar el vuelo y seguir siendo Superman, pero da la impresión de que está cayendo en picado.