Alojamientos para artistas, científicos o chefs; auditorio, espacios de gastronomía local... Las nuevas sedes del Museo Guggenheim en Gernika y Murueta irán más allá de un mero espacio expositivo; de hecho, su concepción es la de un espacio para investigar sobre arte, ciencia, tecnología, ecología o gastronomía. Y todo, con un impacto mínimo: de los 59.000 metros cuadrados de ruinas industriales, los edificios apenas ocuparán 12.000. El resto se recuperarán como espacios verdes y naturales.

Según recordó la diputada general, Elixabete Etxanobe, en julio de 2022 se encargó al estudio Cooper Robertson de Nueva York un estudio sobre las necesidades arquitectónicas de la ampliación. Sus conclusiones serán, de hecho, las bases sobre las que se convocará el concurso internacional para definir el proyecto. En la antigua cubertera Dalia de Gernika se establecerá el servicio de acogida a visitantes, espacios gastronómicos, las oficinas y el parking. Pero lo que de verdad diferenciará este espacio serán las actividades de investigación. Para ello se invitará a seis artistas, científicos o chefs que abordarán la relación entre arte, ecología, investigación, ciencia o gastronomía; se podrá albergar hasta a seis personas a la vez, a las que se les facilitará alojamiento y zonas de estudio y trabajo, con espacios comunes para compartir ideas. “Permitirán establecer colaboraciones con centros de investigación, universidades, laboratorios y hubs de creación”, apuntó Etxanobe. También dará pie a celebrar conferencias internacionales; de hecho, albergará un simposio anual sobre estos ámbitos. Al mismo tiempo, se organizarán programas dirigidos a la ciudadanía, a través de actividades de educación, teatro y otras manifestaciones culturales. Todo ello, con un auditorio para unas 300 personas.

Que nadie piense en una mole en medio de Gernika; de hecho, el edificio se adaptará a la altura de los edificios del entorno y tendrá certificación Leed, “la más alta calificación de construcción sostenible”. Apenas ocupará 5.000 metros cuadrados de edificabilidad. “Donde hoy hay degradación se propone un proyecto cultural que ocupe la mitad de la parcela, destinando la otra mitad a la regeneración ambiental y paisajística”, subrayó la diputada general. Aquí ya se han empezado a dar los primeros pasos. La Diputación tiene “todo listo” para demoler las ruinas de Dalia y descontaminar la parcela y el acuífero. Aunque esta descontaminación ya se está haciendo desde la antigua Malta, “actuar desde Dalia es fundamental para completarla”. La licencia de derribo se solicitó al Ayuntamiento el 24 de noviembre, “por lo que más pronto que tarde podremos iniciar estos trabajos”.

La segunda pata se situará en los 42.000 metros cuadrados de Murueta, “hoy ocupado con una industria pesada”; aquí el edificio ocupará apenas una sexta parte de la parcela, 7.400 metros cuadrados, integrado de forma “armónica” en la naturaleza. Se plantea un museo donde los visitantes puedan experimentar con la conexión entre arte y naturaleza, con espacios expositivos, áreas para programas educativos y comedores de la gastronomía local. Junto a ellos, espacios de conservación de obras y talleres.

El apunte

119 millones de euros. El proyecto tendrá un coste estimado por la consultora Cooper Robertson de 119,4 millones de euros, de los que 66 corresponderán a la construcción de los edificios. A ellos hay que añadir el coste de la mejora de infraestructuras, la adquisición del solar del astillero, el tratamiento de los edificios actuales, la renovación de la vía de ferrocarril y las estaciones de tren, el arreglo de la senda, la mejora de los diques en Gernika y los costes financieros.