El 27 de octubre del año pasado, el Bosque de Oma reabrió sus puertas al público con normalidad tras un arduo proceso de renovación que durante algo más de un año solamente le permitió recibir visitas guiadas con cita previa. El estado de los árboles obligó a trasladar la obra a una parcela contigua a donde estaba originariamente, recuperando además conjuntos artísticos originales perdidos por talas o caídas naturales de algunos árboles.

Los trazos de múltiples colores sobre la corteza de los troncos de distintos árboles conforman figuras humanas, animales y figuras geométricas, algunas de las cuales solo se hacen visibles desde posiciones determinadas. Y es que, dependiendo del punto de observación desde el que se contemple las figuras, la percepción de las mismas puede transformarse y cambiar.

En 1982, el artista Agustín Ibarrola comenzó a pintar los pinos del bosque cercano a su caserío con la intención de utilizar el paisaje que tenía alrededor como lienzo. El resultado de esta iniciativa acabó siendo una de las muestras más representativas del arte vizcaino y además, un reclamo turístico para todo amante de la naturaleza.

Tanto es así, que cientos de personas visitan cada semana esta joya situada en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, en la localidad de Kortezubi y muy cerca de la cueva de Santimamiñe. Desde el parking de Lezika-Basondo, se tarda unos 45 minutos en llegar hasta el bosque a pie. Es una ruta sencilla, sin apenas dificultades, por lo que es ideal para realizarla con niños.

El plan ideal para el fin de semana

Por todo esto, visitar el bosque de Oma puede convertirse en uno de los mejores planes para realizar en Bizkaia durante el fin de semana. Aprovechando las buenas temperaturas que enero nos está dejando, solo hay que calzarse las botas de monte, prepararse un buen bocadillo y dirigirse hasta Kortezubi para disfrutar del arte en plena naturaleza