En la última noche del año se ofrecen formas muy especiales de celebrar la Nochevieja y la entrada en el año nuevo en las calles, discotecas, bares y pubs de Bilbao. Entre todas las opciones disponibles, la tendencia de las y los jóvenes está cambiando con el paso de los años. A raíz de la pandemia provocada por el coronavirus y el miedo que esta generó sobre el hecho de estar en espacios cerrados, la mentalidad de la ciudadanía cambió. En la actualidad, la juventud se decanta por organizar planes que permitan estar al aire libre. Aun así, el frío y la lluvia que está acorralando a la capital vizcaina podría llegar a provocar un cambio de planes de última hora para las celebraciones de Nochevieja.

Noelia García es una joven bilbaina que saldrá por segunda vez en esta fecha tan señalada y prefiere estar en la calle porque, además de parecerle más cómodo, tiene la oportunidad de poder ver más gente conocida a diferencia de en una discoteca. “Prefiero estar en la calle porque me parece más cómodo, me puedo mover con total libertad y puedo ver a más personas que conozca”, cuenta Noelia. De la misma forma piensan Iker Saiz y Patricia Viteri. “Me decanto por estar en la calle porque las entradas están muy caras y en la calle se está mejor”, señala Iker Saiz.

Patricia no estará en Bilbao; aprovechará la Nochevieja para juntarse con su familia en Medina de Pomar y recibir el año nuevo. Pero en el caso de haberse quedado, “no quiere pagar por pasar la Nochevieja en una discoteca”. La joven ha estado bastantes años saliendo en esta fecha tan señalada y siempre ha decidido quedar con su cuadrilla de amigos en la calle. “Llevo toda la vida saliendo en Nochevieja a la calle, no creo que compense pagar por salir cuando puedo pagar menos dinero por salir cualquier día del año con mis amigos”, explica.

El frío que pueda llegar a hacer en esas fechas en Bilbao pondría a aquellas personas que pretendan salir a la calle entre la espada y la pared, buscando entradas de última hora. Yasmina Hernández piensa diferente a Patricia, Iker y Noelia. Es una de las personas que prefiere salir a una discoteca por múltiples razones, entre las que se encuentran el ambiente que hay dentro del recinto y el hecho de no pasar frío. “Sin duda alguna opto por el plan de la discoteca, puesto que hay buen ambiente y en la calle el frío es insoportable”, argumenta. Aunque admite que “las discotecas suelen estar repletas de personas y puede llegar a resultar incómodo en una fecha tan señalada”.

El precio es una de las barreras que ven los jóvenes que buscan salir en Nochevieja, y eso que la cantidad a pagar ha descendido respecto a los ochenta euros que se llegaban a pagar hace menos de diez años. Tanto Javier Iturregui del Indian de Sopelana como Diego Maestre de la Sala Sonora están notando este cambio que tiene la sociedad sobre la compra de entradas para Nochevieja. Iturregui ofrece una barra libre por 55 euros con tres ambientes musicales diferentes entre los que se encuentran el reguetón, tecno y música de los 90. Reconoce que “la gente está esperando a última hora para ver el tiempo que va a hacer”, porque si hace bueno “desde la pandemia estamos viendo que se hace más botellón”. De la misma forma lo plantea Diego Maestre, quien ofrece diferentes ofertas según las copas que quiera cada persona. “El precio es según las copas que se quiera, cuarenta euros por tres copas, 45 por cuatro y una oferta VIP de ocho copas por 75 euros”, especifica.

Al hilo del precio a pagar, coinciden en que es un precio elevado al tratarse de una de las noches más cortas para estar en una discoteca. “Es una noche que es más corta que las demás”, manifiesta Patricia. “Lo que se paga se debería invertir en otra cosa que no es más consumiciones”, explica Yasmina Hernández. El aforo de las discotecas es algo que los jóvenes critican. “Considero que deberían regular más el aforo o dividir las salas”, añade Yasmina. La congregación de tantas personas en las zonas más concurridas en esta fecha, como lo es la calle de Licenciado Poza, Jardines de Albia o incluso el parque de Doña Casilda, generan una cantidad de ruido y suciedad que los vecinos cercanos a los lugares señalados escuchan cada Nochevieja. “Al haber tantas personas reunidas se genera tal ruido que molesta a los vecinos”, puntualiza Noelia. Iker lleva bastantes años saliendo por la calle Licenciado Poza y puede afirmar que la situación de la suciedad en las calles “depende mucho de los jóvenes, porque luego dejan todo hecho un asco y no recogen nada”.

Cambios en las discotecas

Los lugares reservados para el ocio nocturno están adoptando una serie de cambios para atraer a un público que han ido perdiendo con el paso de los años. El descenso de los precios por pasar una noche en el interior de las discotecas se puede identificar como una sensación de falta de afluencia por parte de los locales, que este año fijan el precio en una cifra cercana a los cincuenta euros y no en torno a los setenta u ochenta como se encontraban las entradas poco antes de que llegara la pandemia mundial provocada por el coronavirus.

Los jóvenes han notado ese cambio en el precio y siguen acudiendo a estos lugares una vez comidas las doce uvas que dan la bienvenida al año nuevo. Aun con los cambios adoptados por las empresas, las personas que deciden acudir a la calle y no a una discoteca ven que hay más posibilidades que pueden ofrecer a los usuarios para que la noche del 31 de diciembre no parezca un día de fiesta más. Yasmina es una joven de las que comenta que le parece ilógico que lo único que se haga para esta noche sea ofrecer más copas. “Lo único que hacen es darte más consumiciones de lo habitual, lo que se paga debería investirse en otra cosa que no sea en consumiciones”, argumenta. Añade algo en lo que coinciden la gran mayoría de las personas que salen en una noche tan especial. “Además del precio, el control del aforo en una noche que las calles se llenan de personas indican que se debería controlar más”, sugiere Noelia.

No todo iba a ser malo para las discotecas. Estas ofrecen algo que la calle no –sin molestar a los vecinos– con música y además permite superar el frío que acostumbra a hacer en Bilbao en plena época navideña. Aunque tras los veinte grados que hicieron el año pasado, muchos jóvenes están esperando a que se vaya acercando el 31 de diciembre para elegir si pasarán la noche en la calle o accederán a comprar una entrada en alguna discoteca o pub.

Si hay una cosa clara, es que la Nochevieja es una noche con una liturgia especial que ofrece múltiples posibilidades de disfrute, tanto en la calle como bajo techo.