En la jungla de la noche le conocen por su segundo apellido, León, y durante sus veinte años de reinado como jefe de seguridad de una macrodiscoteca vizcaina nunca vio nada igual. “No concibo que personal de seguridad le dé patadas en la cabeza a alguien que está en el suelo. Lo puedes dejar en el sitio”, advierte Alberto Cerro tras visionar los vídeos de la pelea registrada el pasado domingo en las inmediaciones de la discoteca Moma en Bilbao, que se ha saldado con dos porteros detenidos por lesiones graves y cinco individuos investigados por desórdenes públicos. Pese a la gravedad de estos hechos, la peor noticia todavía estaba por llegar a su móvil, la muerte del portero de la discoteca de Villava que permanecía en coma tras ser agredido al mediar en una pelea. “Me parece brutal, escalofriante. Es el fin de los fines. Cuando ya llegamos a ese punto, se acabó”.

Antes de que trascendieran las imágenes captadas por la cámara de seguridad de la discoteca Moma, en las que se aprecia cómo un grupo de individuos arremete contra los porteros, León ya presuponía que había habido algún detonante antes del brutal desenlace. Aun así, considera “excesiva” la actuación de algunas de las personas de control de acceso que intervinieron en la trifulca. “Hay que saber qué ha pasado antes, pero a los demás también nos han tirado alguna botella y no hay excusa que justifique machacarle a alguien en el suelo de esa manera”, condena, al tiempo que plantea que “esta gente debería estar preparada moral, psíquica y profesionalmente para rechazar eventos como esos”.

Sin justificar ninguna agresión, venga de donde venga, León responde a quien acusa “de tener poca paciencia a algún grandullón que igual le pega un tortazo a un chaval”. “Hay que saber también ese señor qué ha estado escuchando, porque tienes que estar preparado psicológicamente, pero ¿cuánto, hasta que te escupen o te tiran un vaso a la cara? No quiero buscar excusas, pero le has aguantado, le has echado y está ahí una o dos horas criticando, insultando, echando de todo hasta que reaccionas así, pero no creo que estando cuatro o cinco personas haya que llegar a un suelo y hacer eso. Para mí no es viable”, recalca. De hecho, la propia discoteca anunció que tomaría “medidas sancionadoras” contra “los trabajadores del equipo de seguridad responsables de tales actuaciones”.

En trifulcas como esta, explica León, es fundamental que “un jefe de seguridad o coordinador diga: Hasta aquí y eche para atrás a sus chavales” o que algún compañero frene a otro si se excede. “El que viene fresco es el que tiene que realizar el siguiente trabajo de charlar, llegar a acuerdos...”, apunta.

De puertas para afuera, este vecino de Lemoa, que ahora trabaja en la seguridad de distintos eventos, como conciertos, ha observado “un incremento exagerado de la violencia”. “Antes eran más aldeanillos, se pegaban cuatro hostias y para casa e incluso a veces hasta les he visto pagarse el trago, pero ahora estos pandilleros, que son chavalillos muy jóvenes, van con navajas. Salen preparados de casa como si fueran a la guerra”, lamenta este veterano del sector, que también ha percibido un antes y un después de la pandemia. “Han salido alocados y respeto, cero. Eso ha sido brutal, el poco orden que tienen con las autoridades, lo mismo Ertzaintza que Policía. Ha sido un desbarajuste, les tiraban botellas, de todo...”, se hace eco. Por si fuera poco, denuncia, “saben que sale casi todo gratis. Si no tienen nada que perder, van a buscarte la ruina y da igual que les pilles con una navaja, entran por un lado y salen por otro”.

Aunque incidentes como los ocurridos en Bilbao pueden contribuir a abonar “la imagen de que el portero es un gorila o un matón”, León siempre ha descartado en su equipo a “los chavales agresivos”. “Seguridad no significa ser el malo ni el fuerte, sino atender a una persona que se ha mareado, retirar un vaso roto...”, pone como ejemplos.

Para lidiar en la noche, dice, “se necesita psicología y mucho temple”. En caso de conflicto, todo cuenta. “La forma de hablar, de expresarte, tus manos, tus gestos, cómo ir hacia un individuo… toda tu personalidad tiene que centrarse en cómo te ve el chaval al que vas a llamarle la atención. No es igual ir chillando con los puños cerrados que ir con las manos abiertas y calmando. Hay muchas formas de acercarte y disuadir y hay gente que no está preparada para eso, está contratada para agarrar a alguien y tirarlo a la calle”, explica con conocimiento de causa este profesional, que tiene “todos los títulos de seguridad, incluido el de escolta y hasta vigilante de costas”.

En el mundillo León está “bastante bien valorado”, dice, “en el sentido de ayudar a la gente”. Casi como si fuera su padre. “El propio cliente muchas veces llamaba y decía: A mí que me saque y me lleve al coche León. Yo he quitado cantidad de llaves a conocidos y les he dicho: Tú esta noche no te vas, llama a quien quieras. He visto muchas muertes al día siguiente en el periódico. Alcohol, drogas… Muy poca gente pasa la noche con una coca-cola”, afirma.

La sonrisa al dar las buenas noches a las puertas de un local debe dejar paso al rictus serio, apunta, cuando “tienes que empezar a cuidar de la gente: No te ha sentado bien el alcohol, nos vamos fuera. Seguridad es que, haya tenido o no una mala noche, llegue a su casa sano y salvo”.

Aitor Aguirre - Empresa controladores de acceso

“No quiero gente alocada que se ponga nerviosa”

“Bastante mala imagen tenemos como para agravarla más”. Aitor Aguirre, responsable de una empresa de controladores de acceso de Bilbao, quiere evitar problemas a toda costa. Por eso selecciona a su personal con lupa. “Busco gente que hable euskera, castellano e inglés, que tengan buena presencia y que sean tranquilos. No quiero gente alocada que se ponga nerviosa en cualquier circunstancia”, señala. De hecho, descarta al “personal que ya viene resabiado de otro lado y al que no puedes corregir. Si viene un tío que tiene experiencia de otros locales con un perfil agresivo, no me interesa”.

Más que la fuerza lo que valora en sus trabajadores es su saber estar. “Todos estamos preparados, porque para eso entrenamos, pero queremos un portero que sea educado y arregle los problemas hablando y si no se arreglan hablando, otro de los compañeros tiene la misión de llamar a la Ertzaintza o a los municipales para avisar de que hay una persona agresiva o que parece que tiene ganas de pelea”, explica. El objetivo es evitar conflictos y, sobre todo, no llegar a las manos. “Nosotros no nos enfrentamos a una pelea ni pegamos a nadie. Se procura separarlos y llamar a las fuerzas del orden público”, reitera.

Los controladores de acceso de su empresa trabajan en “bastantes locales en Bilbao, en conciertos y eventos deportivos”, si bien la noche siempre es el escenario más difícil. “Los chavales hoy en día no conciben la fiesta si no es con el alcohol y la droga. Eso les trastorna un poco el cerebro y las peleas que suele haber generalmente son entre cuadrillas o una misma cuadrilla le pega a uno o a dos tíos, como en Donostia, donde le han pegado una paliza entre cinco a uno. Ese es el tipo de gente que se mueve”, dibuja.

La función principal de los trabajadores que montan guardia en las puertas de las discotecas, detalla, es “controlar y denegar el acceso a ciertas personas, dependiendo de en qué condiciones vengan, y si hay algún conflicto, estar en contacto con las fuerzas de seguridad”. Antes, recuerda, “también cacheábamos, pero ahora con la nueva ley no se puede, así que tenemos un trabajo relativamente tranquilo”, a pesar de que “la Ertzaintza y la Policía están diciendo que ha aumentado mucho, sobre todo, el tema de las armas blancas”.

Diego Maestre, gerente de Sonora, frente a las instalaciones de la sala en Erandio. J. M. Martínez

Respecto a la trifulca registrada en el exterior de la discoteca Moma, que ha puesto en el punto de mira a la profesión, Aguirre rehúsa pronunciarse al desconocer “lo que ha ocurrido”, pero esboza por qué ha causado tanto impacto. “Siempre ha habido gente que se ha pegado a la noche, ahora, hace mil años y hace cincuenta, lo que pasa es que hay formas y formas de trabajar”.

Diego Maestre - Gerente de la sala Sonora

“Es una pena la imagen que se da de la hostelería”

Para Diego Maestre, gerente de la sala Sonora de Erandio, “es una pena la imagen que se da de la hostelería en general” con sucesos como el ocurrido en Bilbao. “Si hubiese pasado en nuestra sala, habríamos llamado a la Policía local para que interviniese. En mi caso tienen totalmente prohibido salir de la sala para cualquier tipo de altercado”, subraya. Si su equipo presencia alguna agresión con grave riesgo para la víctima, “el tipo de intervención que se practica tiende a separar, en ningún caso a agredir”, señala Maestre, para quien las imágenes de trabajadores de control de accesos pegando patadas a dos personas en el suelo son “dantescas”. “Deberían de estar preparados. Hay técnicas de inmovilización con las que casi no tienes que tocar a la persona. Le coges de la muñeca, aprietas ciertos sitios y no hay forma de que se mueva”, asegura.

A su juicio, “esta noticia refleja la realidad de ciertos perfiles de servicios de control” y “revela la diferencia de supervisión a la que se somete a las discotecas de más de 700 personas y a las de menos aforo”. En Sonora, que tiene capacidad para 1.662 personas, cuenta, pasan “controles prácticamente semanales por parte del Gobierno vasco, mientras que las salas de menos de 700 personas dependen de las instituciones locales y, al tener menos efectivos, el control que se hace es menor, por lo que el nivel de seguridad y seriedad de las empresas es uno u otro”.

Garantizar un ocio seguro tiene un precio. “Tenemos un vigilante de seguridad en la puerta y 19 controladores de acceso. Al fin de semana son 4.000 euros”, detalla. Además, disponen de “cámaras en el perímetro exterior de la discoteca, focos que dan mucha luz, como en los campos de fútbol, y presencia de la Ertzaintza, la combinación perfecta. No hay peleas porque, en cuanto la lías, te tienen pillado. Doce horas de focos todos los fines de semana es un pastizal, pero si inviertes en seguridad, la tienes”.