Ya en frío, ¿qué sensación le queda después de la remontada del miércoles ante el Legia?

—La sensación positiva de pasar a semifinales y, sobre todo, la de haber demostrado que éramos capaces de tener la mentalidad que deberíamos tener siempre, la de salir con el cuchillo entre los dientes y morder. En estos partidos sales megamotivado porque no te queda otra opción, es ganar o morir, pero es lo que deberíamos reflejar en cada encuentro. Hay partidos en los que es difícil estar tan concentrados y metidos, pero si fuéramos más consistentes en cuanto a mentalidad tendríamos una ambición mayor.

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Las imágenes de la remontada histórica del Bilbao Basket Jose Mari Martínez

¿Como pasa un equipo en solo siete días y ante el mismo rival de perder por 19 puntos a ganar por 28? Tiene que haber algo más que el factor Miribilla.

—Así es. Los viajes, el jugar fuera de casa, las distintas condiciones y todo eso influye, pero hay bastantes intangibles que en muchos partidos no se dan. Estar activos, concentrados, intensos en defensa, esforzarnos al máximo, rotar, dar una segunda ayuda, una tercera, un esfuerzo extra... Todo esto nos falta en muchos partidos, sobre todo fuera, cuando no tenemos la energía que nos contagia nuestro público. Como local es más fácil tener esas emociones que hacen que te impulses y seas mucho más dinámico. Fuera no las tenemos y hay que encontrarlas. No todo es acierto. Sí que en la ida nos pesó mucho el 1 de 19 en triples, pero tu miras cómo defendimos ayer y cómo lo hicimos allí y es A y B, no tiene nada que ver. Y a partir de ahí tuvimos más ritmo en ataque, corrimos más, tuvimos la iniciativa...

¿Cambia mucho en lo mental y en el plan de juego enfrentarse a una situación tan inusual como la de tener que remontar 19 puntos?

—En la ida contábamos con ganar seguro el segundo partido en casa, pensamos que con hacer un primer partido correcto podíamos regresar con un resultado aceptable. Pero perder por 19... Eso nos obligaba a jugar al 200% para remontar. En nuestra cabeza ya no quedaba más opción que ir a la guerra mientras que en la ida fuimos a verlas venir. Y cuidado, ellos son un buen equipo. Si les dejas jugar a lo que quieren, cogen ritmo, se motivan, empiezan a meter, se crecen con su gente... Nos dieron dos bofetadas rápidas y nos desubicaron.

¿Cómo gestionaron mentalmente el partido? Tan perjudicial podía haber sido caer en la sobreexcitación como quedarse cortos.

—Así es, no puedes caer ni hacia un lado ni hacia el otro. Esa sensación peligrosa quizás la tuvimos en el tercer cuarto. No acabábamos de irnos en el partido, no nos entró algún triple solos, fallamos algunas bandejas... Era necesario otro arreón, correr, meter un par de canastas seguidas... La solución fue meterle mucho ritmo al partido. Repito, este equipo no tiene nada que ver cuando tras buenas defensas y cerrar el rebote jugamos con transiciones rápidas. Cuando Renfroe, Pantzar o Kullamae suben la bola rápido y generan nos dan mucho.

¿Fue peor momento que el 0-12 en el segundo acto para pasar de una renta de 22 puntos a una de diez?

—Yo diría que sí. Kulla tuvo ahí un par de tiros que suele meter y no le entraron. No es que nos generase ansiedad, porque sabíamos que eran buenos tiros y además teníamos que asumir algunos riesgos. Pero era el tercer cuarto y sabíamos que teníamos tiempo. Si hubiese ocurrido en el último, habría sido más estresante.

¿Cuánto de importante fue ponerse 40-18 en menos de 15 minutos?

—Fue la clave. Empiezas a tope, te vas diez arriba en el primer cuarto y ya la gente cree. Y creer era muy importante. Si el primer cuarto llega a ser igualado o incluso lo acabas dos o tres puntos abajo, igual la situación cambia. Pero arrancamos muy bien y eso nos marcó el camino, el de apretar, correr y una cosa importante: que ellos en ningún momento jugaran cómodos. Cuando nosotros apretábamos en defensa, no podían sacar ventaja. La iniciativa fue nuestra.

Remontaron sin necesidad de lucir un nivel de acierto brutal, pero desde un gran trabajo defensivo.

—El acierto es importante, pero nuestro éxito partió de defender muy bien y correr. Igual si no has sido jugador profesional es difícil entenderlo, pero cuando haces una buena defensa y coges el rebote corres más ligero, el balón llega antes al destino deseado... Tienes otro ritmo de partido. Es más fácil meter cuando no te meten.

¿Les estimularon las críticas externas tras la contundente derrota en Varsovia, el hecho de que se diera por misión imposible?

—Eso era secundario. Queríamos hacerlo por nosotros mismos tras el flojo partido de allí. En Granada también perdimos y, en mi opinión, las sensaciones generales tampoco fueron del todo buenas aunque Álex (Reyes) jugó un partidazo. Jugar en casa para nosotros significa mucho, somos otro equipo. Teníamos muchas ganas de darle la vuelta al asunto.

En el plano personal, fue importante en las rotaciones incrementando el listón defensivo. ¿Satisfecho con su rendimiento?

—Sí, sobre todo por jugar. Este año no he tenido muchas opciones y siempre intento dar un valor añadido, presionar, subir un punto más la defensa... Intento que el jugador que tenga delante no meta, me da igual quién sea. Al menos que ese sufra. Es lo que pasó en este partido y estoy contento. Verme bien físicamente es muy importante para mí después de estos años.

No debe ser fácil estar preparado para aportar en partidos tan importantes cuando apenas juega en ACB.

—No lo es, pero ya no tenemos quince años, todos somos profesionales y hay que estar preparado. A todos nos gustaría jugar más, incluso a los que tienen treinta minutos, pero somos un equipo. Todos tenemos un minimundo interior pero nos tenemos que adaptar al grupo. Y si hay que ayudar desde el banquillo, pues desde el banquillo. Aportar siempre.

Y ahora, unas semifinales europeas. Ni más ni menos.

—No se consigue todos los años y estamos contentos. El Chemnitz Niners ya es de rango elevado. Son líderes de la Bundesliga, vi un trozo de su partido en Zaragoza y van a tope, sobre todo en defensa. Rotan mucho, jugaban a tope, no paraban... Son un equipazo muy serio, sobre todo atrás, no analicé mucho su ataque. Si le han ganado bien los dos partidos al Zaragoza y lideran la Bundesliga con equipos de Euroliga, cojos no serán en absoluto.

Y el domingo, a retomar la Liga Endesa, en la que aún queda trabajo por hacer, recibiendo al Joventut.

—A cambiar a modo ACB. En casa podemos ganar a cualquiera y todo partirá de repetir la mentalidad de ayer, que en casa la solemos tener, de tener esa marcha más. A ver si damos un paso más hacia el objetivo prioritario, que abajo la cosa está apretada, con muchos equipos fichando. Va a ser una salvación bastante reñida. l