La victoria del Surne Bilbao Basket hizo que todo el mundo tomara una bocanada de aire y lanzara un gesto de alivio al salir de una situación que era menos dramática en el fondo que en las formas. La racha de solo un triunfo en siete partidos escondía cierta mentira ya que en ese tramo habían pasado por Miribilla el Real Madrid, el UCAM Murcia y el Joventut. Los hombres de negro superaron al conjunto pimentonero y cayeron ante dos rivales que son claramente mejores. Ayer volvieron a su casa y cumplieron con nota ante el Granada, otro equipo de los que tienen por detrás. Ahora queda corregir la imagen de debilidad que ha mostrado el equipo de Jaume Ponsarnau en sus últimas salidas.

Pero eso tendrá que ser después del parón de dos semanas, pero estará complicado porque en el mes de marzo el Bilbao Basket jugará como visitante ante el Gran Canaria, el Real Madrid y el Baskonia. Por eso, el partido de ayer estaba marcado en rojo. Había que quitarse esas malas sensaciones recientes y, sobre todo, abrir un hueco que se antoja casi definitivo con los puestos peligrosos ya que parece casi imposible que equipos que hasta ahora han logrado un 15% de victorias vayan a sumar un 50% en las catorce jornadas que quedan de competición. El conjunto vizcaino está en posición de pelear por esa octava plaza que ha sido la más abierta esta temporada, aunque lo hará con poco margen de error.

El Bilbao Basket logró ayer, además, llevarse el premio doble ante el Granada. En la primera vuelta salió de la cancha nazarí con el primer sopapo de la temporada que bajó el suflé de las tres victorias iniciales. Entonces, se veía a los de Pablo Pin como un rival directo, pero ahora las cosas se ven muy distintas. Los hombres de negro lograron ayer contener el juego rápido del Granada con un premisa básica como es cargar el rebote de ataque. No dio muchos réditos en forma de puntos directos de segunda oportunidad, pero mantuvo ocupados a jugadores que salen a la carrera a la mínima.

A partir de ahí, la defensa del Bilbao Basket recuperó la solidez que le ha caracterizado la mayor parte del curso y pudo contener a un equipo que tampoco va sobrado de talento en algunas posiciones. Los cinco primeros minutos del tercer cuarto fueron una excepción y no debió serlo porque Ponsarnau tenía en cancha un quinteto de perfil defensivo, que se mostró demasiado contemplativo y no pudo responder a una racha de acierto de los visitantes. El técnico catalán pidió un tiempo muerto y el partido dio la vuelta porque aparecieron en escena los anotadores del Bilbao Basket.

Hakanson no anotó hasta que quedaban 1:46 para acabar ese cuarto, pero después se desató con 15 puntos en poco más de diez minutos. Smith fue un seguro de vida todo el partido y la aparición de Reyes, en su mejor actuación desde que viste de negro, fue determinante para romper la propuesta defensiva de Granada, que con algunos tramos en zona concedió lanzamientos liberados que había que tomar con determinación. El Bilbao Basket había flojeado en ataque en esta racha, pero ayer recuperó el filo y el acierto. En este tramo, siempre que ha pasado de ochenta puntos ha ganado y para ello es necesario que en la cancha estén al menos tres anotadores fiables. Los puntos que aportaron desde el banquillo Hakanson y Reyes fueron determinantes, tanto como la aparición de Withey en el tramo final para dominar el rebote en las dos zonas. Los roles volvieron a su sitio, algo que en este Bilbao Basket es imprescindible para su buen funcionamiento. Era el día en el que debía aparecer la mejor versión y los hombres de negro no fallaron. En realidad, no lo han hecho hasta ahora.