Basta con darse un garbeo por Bilbao para comprobar que sus bares han sucumbido a la euforia rojiblanca. Saben que la de este sábado será una noche tan histórica para el Athletic (y para la villa) como lucrativa para sus bolsillos. Y se han preparado a conciencia. “Tendremos que desayunar fuerte”, asegura David Bezanilla, gerente del bar Txirene, situado en un punto caliente de la peregrinación a San Mamés, la Calle Licenciado Poza. 

El tabernero ha redoblado los pedidos para afrontar la jornada. “Se prevé que va a ser intensa. Aunque gran parte de la afición está en Sevilla, se han vendido todas las entradas para ver el partido en el estadio”, afirma. Así las cosas, Bezanilla ha pedido 15 barriles de cerveza para que la marabunta no le deje fuera de juego.

Una noche extraordinaria

Juan Padilla, que gerencia el Vectes, ubicado en la misma vía, también ha hecho acopio de provisiones. En su caso son 16 los barriles que ha solicitado a su proveedor. “Si un partido normal ya es una locura, este va a ser increíble”, asegura mientras posa sus manos sobre una barra engalanada con los colores del Athletic. El hostelero considera que muchos vecinos de los municipios ribereños se darán cita en la villa para apoyar a los leones y el lugar de celebración (o consolación, depende del resultado que arroje el partido) será el bar. “Por eso no me preocupa mucho que haya gente en Sevilla”, asiente, confiado.

A Borja Laguardia (bar Zaharra - Abesbatza) tampoco. “Estamos en el corazón de los partidos de fútbol [la taberna está situada en la intersección de Pozas con Areilza] y sé que vamos a trabajar bien”, garantiza. Tan bien como para despachar hasta 16 barriles a rebosar del elixir de la cebada y hasta una docena de botellines. Los toneles, y las cajas, aguardan al gentío en una de las paredes del bar y la ocupan de suelo a techo.

En el Campeón las barricas duermen en un almacén copado de víveres. Se halla en un enclave privilegiado, frente a la catedral del fútbol. “Esperamos bastante gente, aunque la apertura es a las siete”, apunta Estíbaliz Muriel mientras pela unas patatas. “Nadie va a poder salir hasta que termine el partido, pero habrá quien entre más tarde y tendremos bastantes clientes en el bar”, añade. 

"No nos quedan mesas para comer"

Unai Zabala - Encargado del restaurante Kasko

Hosteleros como Unai Zabala (en la foto) han tenido que reforzar la plantilla de cara a esta intensa jornada. Jose Mari Martínez

Son 2,2 kilómetros los que separan la cocina de Estíbaliz de la del Kasko. Situado en la Calle Santamaría, en el mismo centro del casco viejo bilbaino, el restaurante también afronta una jornada maratoniana. “No nos quedan mesas para comer”, apunta Unai Zabala, el encargado del local. “El ambiente va a ser magnífico desde el mediodía. Aquí estaremos nosotros, para dar de comer a la afición”, apostilla el hostelero.

Para poder brindarle el servicio que merece, el Kasko ha reforzado la plantilla. “Y es que no solo se trata de las mesas”, detalla Unai, “creemos que la barra también se va a llenar”, augura, sentado en una terraza a rebosar de banderines de rojiblancos. Además, la pasión por el Athletic ha conseguido tomar los fogones, donde ha preparado un pintxo para la ocasión. “Sólo puedo decir que está buenísimo y que lleva los colores”, desvela. Mientras, sus vecinos –los peluqueros de Logan– tiñen el pelo de un cliente de rojo y blanco.