En la previa del duelo de los cuartos de final de la Copa que enfrentó al Athletic contra el Barcelona, un periodista preguntó a Xavi Hernández sobre cuál era el motivo del cambio del Athletic de esta temporada respecto a la anterior. Se trata de un debate que lleva meses instalado en torno al equipo bilbaino. Se puede hablar de estados de ánimo, de preparación física, de adaptación de los jugadores a una exigencia táctica y la precisión del entrenador a la hora de decantarse por un esquema o unas determinadas jugadas, de rendimiento individual teniendo en cuenta también unas circunstancias (juventud, veteranía, margen de progresión...). La respuesta probablemente sea un compendio de factores, alguno intangibles o cuanto menos complicados de medir en cuanto porcentaje de incidencia en el éxito, que en conjunto están brindando días de gloria. Lo que es incuestionable, porque así lo determinan los datos, es que hay jugadores que asisten a sus mejores cifras, con el consecuente impacto en la marcha del equipo. En este espectro entran los hermanos Williams, dos quebraderos de cabezas para las defensas rivales que se han ganado el respeto dentro y fuera del vestuario por sus números. No en vano, de los 54 goles anotados por el Athletic esta campaña (38 en liga y 14 en Copa) han participado con gol o asistencia en 29, es decir en el 55,7% del total.

Tanto Iñaki como Nico viven actualmente en proyección de firmar sus mejores registros con la camiseta del Athletic. El último episodio, el envite copero frente al Barcelona, fue una demostración más de sus estados de forma. El mayor de los Williams, después de un viaje relámpago que le relegó al banquillo, ejerció de revulsivo al saltar al terreno de juego en el minuto 59 para firmar en la prórroga un gol (el 3-2) y una asistencia (para el 4-2). El menor de los hermanos consiguió lo mismo, una diana y una asistencia (centró para el 2-2 y anotó el 4-2), para ser proclamado mejor jugador del partido.

Es el recuerdo más reciente, pero echando un vistazo en retrospectiva se observa que Iñaki Williams, actualmente el máximo goleador del conjunto bilbaino junto a Gorka Guruzeta, ha logrado hasta la fecha 9 goles (1 en Copa y 8 en liga) y 4 asistencias (1 en Copa y 3 en liga). Su temporada más prolífica desde que milita en el primer equipo fue la 2018-19, cuando el delantero internacional con Ghana elevó su casillero de goles hasta los 15 (13 en liga y 2 en Copa). Teniendo en cuenta que se han disputado 21 partidos de liga, por lo que restan 17 y al menos otros dos de las semifinales de la Copa, es razonable pensar que puede superar su mejor marca. Una de las claves de este rendimiento podría encontrarse en el hecho de que Valverde ha ubicado al futbolista en la posición de extremo derecho, donde está explotando su velocidad y verticalidad combinadas con acierto. Pese a que en otra época Iñaki ha disputado multitud de partidos situado como nueve, es en el costado y a sus 29 años donde está desplegando su mejor fútbol.

Nico ya no sorprende en cuanto a rendimiento, pero sí a quienes tratan de detenerle sobre el terreno de juego. La polivalencia de este jugador es una bendición que combinada con explosividad, habilidad y rapidez le hacen complejo de defender. Desde que diera el salto al primer equipo ha alternado de banda; sin ir más lejos, durante la ausencia de Iñaki, Nico ha combinado actuaciones por uno y otro flanco. También ante el Barça ocupó los dos costados generando fisuras por toda la zaga rival.

Aunque sus números más destacados aparecen en su capacidad para dar pases de gol y generar situaciones de peligro a través del desborde, el joven de 21 años ha encontrado conciliación con el gol. Esta campaña Nico es el máximo asistente del Athletic, con 11 pases que han encontrado portería (8 en liga y 3 en Copa), lo que le convierte en el máximo asistente del fútbol español. En su cuenta particular también aparecen 5 goles (3 en liga y 2 en Copa). Al igual que en el caso de Iñaki, no es descabellado imaginar que el menor de los hermanos pueda superar los 9 goles anotados el curso pasado (6 en liga y 3 en Copa). A nivel de asistencias ha rebasado con creces su registro anterior, que fue de 6 pases que terminaron en gol (5 en liga y uno en Copa).

Por supuesto, el fútbol es un deporte de equipo y el resultado individual posee un grado de dependencia relacionado con el rendimiento colectivo. Eso no quita para que los Williams tengan un peso específico importante en la marcha de un equipo que, como señaló el propio Iñaki tras culminar su viaje exprés con una gran actuación, se permite soñar desde la humildad –el espíritu de sacrificio es una cualidad innegociable en ambos hermanos– con alzar títulos. “Este año las sensaciones son diferentes y a lo bajini, volando bajito, hay que soñar. ¿Por qué no?”, proclamó Iñaki tras su particular Odisea, como aquella de Homero que narra el regreso del héroe Odiseo a su patria. Los hermanos cuentan además con ese estímulo de compartir momentos, dulces como los que atraviesan o malos porque siempre existen, con un miembro familiar, quizá el mayor sueño cumplido por ambos. Pero seguir soñando es libre. La renovación de contrato de Nico apunta a su interés por mantener esa sociedad que tanto está dando al Athletic.