En el debate en torno al balance defensivo del Athletic, suscitado en las jornadas previas al parón de liga, los centrales se han llevado la peor parte. Vivian y Paredes son los señalados por el elevado número de goles y de situaciones comprometidas en área propia contabilizados ante Valencia, Villarreal y Celta. Partidos en los que el equipo recibió siete goles, cifra considerable si se tiene en cuenta que en los diez compromisos previos solo fueron diez, y en la mitad de ellos el casillero del rival quedó vacío.

Lo cierto es que el Athletic sumó siete de nueve puntos en esas citas que han generado preocupación. La pegada del equipo de Ernesto Valverde atenuó los daños gracias a los nueve tantos firmados por De Marcos, Berenguer (2), Galarreta, Nico Williams, Iñaki Williams, Sancet y Guruzeta (2). Estos datos revalorizarían el nivel competitivo del conjunto, pero sirven asimismo para establecer una distancia entre el rendimiento ofensivo y el defensivo. De algún modo, reflejan un desequilibrio entre el potencial en ataque y la capacidad en la contención.

Sin restar un ápice de importancia a la producción en el área contraria, que se ha mantenido constante desde el comienzo de la temporada, podría afirmarse que en la parte opuesta del campo se han detectado problemas en bastantes encuentros. Quizá no se habían percibido con tanta nitidez, pero estaban ahí. Lo demuestra el simple hecho de que Unai Simón ha brindado actuaciones destacadas en la mayoría de los trece partidos.

La notable marcha del equipo solo se entiende a partir de las múltiples intervenciones decisivas del portero, a estas alturas erigido en la piedra angular de la estructura que dirige Valverde. Las paradas de Simón han sostenido al Athletic con una frecuencia que no cabe obviar. Sin las mismas, algunos de los buenos resultados obtenidos se hubiesen esfumado. Es decir, que han contribuido a retrasar la discusión sobre la solidez defensiva hasta la llegada de esas citas donde cualquier desenlace fue posible. Citas donde el colectivo se expuso demasiado porque no acertó a gobernar al oponente.

El descontrol fue el denominador común ante Valencia, Villarreal y Celta, adversarios a los que se concedió un número exagerado de aproximaciones y remates. Circunstancia que ha dirigido las miradas hacia Vivian y Paredes por sus dificultades para marcar territorio e imponerse en disputas individuales. Las críticas pueden estar justificadas, si bien la responsabilidad no debería recaer en una pareja que en condiciones normales no sería titular.

La temporada pasada, ambos cerraban el escalafón, por detrás de Iñigo Martínez y Yeray. Estos, al igual que en años anteriores, eran los indiscutibles, pero la salida del primero al Barcelona y la lesión del segundo, cuya reaparición aún carece de fecha, han precipitado que Vivian y Paredes lo jueguen prácticamente todo. Y lógicamente, no es lo mismo.

Aunque Vivian acumula ya una experiencia en la categoría, su versión más convincente ha coincidido con la presencia a su lado de uno de los que ahora faltan. Paredes representa un caso distinto: las urgencias, derivadas de una planificación inexistente, han precipitado su participación y resulta normal que acuse la exigencia que supone estar permanentemente en el once inicial.

Lo que está pasando se veía venir. Aunque se intentó vender la moto de que la demarcación estaba perfectamente cubierta. Semejante presunción era insostenible y no ha tardado en ponerse de manifiesto. Pero los síntomas de debilidad no son achacables únicamente a los defensas centrales. Al margen de lo apuntado, hay otros aspectos que tampoco les facilitan la tarea. Uno que salta a la vista es la composición del centro del campo.

Diferentes parejas

Han sido una cuantas las combinaciones utilizadas en el círculo central. El dúo Galarreta-Vesga ha repetido en ocho jornadas y otras fórmulas han sido Herrera-Vesga, Herrera-Dani García y Galarreta-Dani García. De estos cuatro futbolistas, solo uno posee el perfil de mediocampista de contención. Pero los más empleados son precisamente quienes menos dotados están para realizar el trabajo sucio, que incluye facilitar la labor de los centrales, compensar la vocación atacante del grupo.

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Ni Galarreta ni Vesga se distinguen por sus cualidades en el cuerpo a cuerpo, la contundencia, un espíritu fajador, velocidad de reacción o lectura de las necesidades del colectivo sin balón, especialmente frente a enemigos que obligan a recular y proponen ritmos elevados o transiciones rápidas. Sus virtudes se vinculan a la distribución y el acompañamiento, el suministro a los hombres más avanzados. Son hábiles para conectar líneas y cubren mucho terreno, pero agradecen la iniciativa propia y los partidos ordenados. Herrera podría ser útil para ejercer de contrapeso, pero está comprobado que el físico le limita y no solo para la tarea que, siendo fundamental, menos aprecio suele merecer.

125 aniversario del Athletic

Acto con Urrutia y Gerrero

Presentación del programa de clausura. La Sala Norte de San Mamés acoge hoy, a partir de las 12.00 horas, una presentación en la que se detallará el programa de la clausura del 125 aniversario del conjunto rojiblanco. Según comunicaron desde Ibaigane en una breve nota, en el acto intervendrán José Ángel Iribar, Igor San Román, Julen Guerrero, Josu Urrutia y Eli Ibarra. También acudirán Andoni Goikoetxea y Markel Susaeta. Durante todo el año la entidad presidida por Jon Uriarte, que no aparece entre los asistentes este mediodía, ha ido organizando diferentes eventos para conmemorar el cumpleaños del club bilbaino.