Insuperable cartel para abrir boca. La presencia del Real Madrid en San Mamés, más allá de los sentimientos que despierta y agita en el seno de la afición, constituye un evento que se conjuga en singular. No existe ningún otro emparejamiento que año tras año sea merecedor de la máxima consideración desde la perspectiva futbolística. De forma esporádica puede que el Athletic afronte algún compromiso especial, pero este siempre lo es, sin excepción, también en esta ocasión. La expectación es máxima y su atractivo en absoluto se resiente por llegar tan pronto.

Precisamente, por tratarse de la apertura de la temporada se especula con una posible equiparación de fuerzas, en el sentido de que la descompensación vigente durante décadas se vea atenuada. Una visión interesada, que atiende más a lo ajeno que a lo propio. Se apoya en que, a estas alturas, en pleno verano aún y con estas pretemporadas modernas de viajes interminables y acumulación de amistosos para hacer caja, la posibilidad de la sorpresa ganaría enteros. Da por sentado que los grandes se despistan en el inicio, un fenómeno indemostrable. Pero bueno, no es cuestión de despreciar un factor del que seguro no se va a contagiar el Athletic, cuya preparación, la verdad, tampoco puede catalogarse como ideal.

En cualquier caso, esta noche cobra actualidad el tópico que adorna las empresas más complicadas y habla de mucho que ganar y poco que perder. En el clásico, al Athletic solo se le pide que venda cara su piel. A partir de ahí, no cuesta asumir el desenlace con relativa serenidad. Aunque no haya mayor satisfacción que la derrota del Madrid y lo contrario, en caliente, sepa muy mal.

El sector más animoso posee material para nutrir su expectativa a cuenta de la ausencia en las filas de Carlo Ancelotti de Courtois y Benzema, impenitentes verdugos del Athletic. Con su acierto, portero y delantero, se han encargado de decidir partidos de todos los colores, también aquellos en que su equipo no anduvo fino y atravesó por dificultades. Claro que, sin ellos el Madrid no desmerece. Un vistazo al plantel certifica que atesora argumentos de sobra para imponer su ley, pero bueno, hoy le toca jugar sin sus talismanes, los representantes más ilustres de la voracidad merengue en los últimos tiempos.

El margen del Athletic descansa básicamente en su capacidad para alcanzar el punto de ebullición preciso. Ritmo, intensidad, presión, bazas tradicionales a combinar con atrevimiento. Y, por supuesto, en acciones concretas, unas dosis de acierto o de fortuna, que tanto monta…, porque si no cómo combatir la calidad física y técnica que habrá enfrente.

Ernesto Valverde ha ido mostrando sus intenciones con antelación, bastante mediatizado por las ausencias forzosas. Se mantienen las de Yeray, acaso la principal por razones que a nadie se le escapan y que conviene ir aparcando para no cansar, Yuri Berchiche y Dani García. Los tiros apuntan a un once formado por Simón; De Marcos, Vivian, Paredes, Lekue; Ruiz de Galarreta, Vesga; Nico Williams, Sancet, Muniain; Iñaki Williams.

ALTERNATIVA

La alternativa que podría barajar el técnico incluye la entrada de Villalibre, elimina a Muniain, desplaza a Iñaki Williams a la banda derecha y a su hermano a la izquierda. La primera propuesta se justificaría por la conveniencia de disponer de un centrocampista más, el capitán, a fin de discutir la posesión al Madrid que viene con un dibujo distinto al de años previos. La pista corrió a cargo de Valverde, cuando dijo: “Si el rival no tiene la pelota, tenemos alguna opción”.

Sin un delantero centro de corte tradicional, una referencia estática (tampoco este era el perfil de Benzema), Ancelotti se ha inclinado por apuntalar la zona ancha con cuatro piezas dispuestas en rombo, siendo Bellingham el enlace con Vinicius y Rodrygo, ambos sin una posición fija, ocupando todo el frente del ataque. Así que se presume una tremenda batalla en torno al círculo central.

Previsión que podría otorgar mayor protagonismo a los laterales de uno y otro conjunto, en función de a qué altura se muevan, hasta dónde se proyecten. Pero bueno, esta cuestión, al igual que todas las de índole táctico, dependerá del convencimiento de los actores y de su capacidad física.

No es preciso señalar que desde la óptica del Athletic resolver este primer envite, con su carga emocional y el grado de dificultad futbolística que entraña, sería un éxito morrocotudo. Empezar bien la temporada no es tan importante como acabar bien, pero qué gozada si se logra a costa del Madrid.