Soñar es gratis, así que hay que esperar a la jornada que cierra el campeonato para conocer si el Athletic acabará o no séptimo. Más que de sueño, habría que hablar de delirio, puesto que debe derrotar al Real Madrid en el Bernabéu y esperar a que Osasuna no venza en El Sadar ante el Girona. Pero es que además, también el Girona cuenta con opciones, al igual que Rayo Vallecano y Sevilla. En fin, si ya se antoja complicado que ninguno de los citados sume tres puntos, la empresa que le aguarda al Athletic asoma como una utopía. Ya no es solo la diferencia de potencial que le separa del conjunto de Ancelotti, que lógicamente querrá lucirse en la despedida de su afición, es el estado depresivo que transmite el grupo de Ernesto Valverde. Máxime tras la tremenda decepción que brindó este domingo en San Mamés.

Se mire como se mire, no fue justo y sin embargo resulta significativo que por enésima vez en casa el equipo fuese incapaz de rentabilizar cuanto desplegó sobre el verde para amarrar una victoria básica en sus aspiraciones. El Athletic echó el resto, dispuso de un montón de lances propicios para cobrar ventaja y asegurarse una tarde, si no plácida, al menos favorable. Se hartó de percutir y como consecuencia de ello fue acumulando remates, varios a bocajarro; durante toda la segunda parte sometió al rival a un acoso constante; logró que el portero contrario se erigiese en la gran estrella del encuentro, con una serie de intervenciones al límite, inverosímiles; controló asimismo el primer acto, no con tanta claridad, pero en general creó peligro de sobra para resolver. Y no pudo. Sencillamente.

Para colmo de males, después de liderar un asedio ininterrumpido a partir del descanso, terminó recibiendo el único gol que subió al marcador. En la jugada previa al pitido final, permitió que el Elche, en su única aventura en terreno ajeno, alojase la pelota en la red de Simón, que tampoco estuvo muy feliz en la génesis de la contra culminada por el ariete visitante. Todo lo dicho adquiere una trascendencia insoportable puesto que enfrente estaba el colista, un Elche descendido que en cuanto se levante de la cama debería ir en masa a una administración de lotería. No hacerlo visto el modo en que ganó este domingo en Bilbao sería imperdonable.

56

En imágenes: ¿Has estado en San Mamés? ¡Búscate en nuestra galería! Pablo Viñas

El Elche, ay, el chollo que iba a activar la esperanza del Athletic consiguió que el personal liberase toda la tensión que ha ido almacenando desde que un mes atrás todo empezó a torcerse. La desbandada que registró el campo en cuanto se produjo el gol de Boyé fue casi hasta demasiado respetuosa hacia un equipo que no ha estado a la altura de las circunstancias. Aunque no faltó una pitada por parte de los que aguantaron en sus asientos los segundos posteriores al mazazo. Por mucho que este domingo el Athletic acariciase lo que necesitaba, no es menos cierto que su desempeño estuvo en la línea de otras tardes y noches en que querer ha querido y, por desgracia, su repertorio solo ha servido para cuestionar hasta qué punto atesoraba los argumentos precisos para obtener el premio que se le niega año tras año.

Desde el mismo inicio se asistió a un ataque sostenido. Dos remates y cuatro córners en un cuarto de hora ilustraban los afanes de un conjunto que apuraba sus opciones en el campeonato. Desconocedores los jugadores de que Osasuna ya había marcado en Getafe, se fueron con todo hacia el área de Badía, quien facilitó la primera gran oportunidad de la tarde. Su defectuoso despeje a centro de Berenguer le cayó a Iñaki Williams y la volea de este fue repelida por Clerc sobre la misma línea. Una acción que pese a llegar tan temprano, por su nitidez, se pudo interpretar como un mal augurio.

Lo fue, pues el Athletic las tuvo de todos los colores para batir al Elche, sobre todo hasta mediado el primer acto. Incapaz de sujetar a Williams y Berenguer, ambos costados se convirtieron en un martirio para la zaga alicantina. De hecho, Becaccece ordenó un retoque táctico para proteger a los laterales, que surtió efecto a medias. Pero esa alegre disposición inicial del Elche también le creó problemas al anfitrión. Era conocido que certificado el descenso y con el cambio en la dirección técnica, se ha dedicado a complicar la vida a todo aquel que ha pensado que era pan comido. Así, hubo hasta tres situaciones comprometidas para Simón en este período.

11

Balenziaga se despide de San Mamés Pablo Viñas

Si bien por número de oportunidades hubo una neta superioridad del Athletic, San Mamés se quedó por momentos sin respiración. En especial, en un gran derechazo cruzado de Morente que golpeó en la madera. Las contras dirigidas por Fidel dañaron a una estructura diseñada y obsesionada con atacar. Simón atajó un remate realizado a muy corta distancia por Bigas y un centro venenoso de Blanco. No demasiada cosa si se compara con los sustos vividos por Badía, que halló un oportuno cómplice en Magallán, en quien se estrelló un chut a bocajarro de Guruzeta. Luego, desde el suelo, impidió que Berenguer empujase en un barullo. Williams protagonizó dos más, en especial una volea que se paseó por todo el arco, con Badía haciendo la estatua.

Redobló la intensidad el Athletic en la reanudación, el encuentro fue un monólogo, con el Elche replegado sin disimulo. La pegada seguía brillando por su ausencia y a la hora, Valverde retiró a Sancet y Muniain, curioso, para meter a Raúl García y Zarraga, más curioso aún, no en vano ambos finalizan contrato en junio y no saben cuál es su porvenir. La cosa es que perseveraron los rojiblancos y Raúl García entró en ebullición en el área. 

El lance más reseñable de todos incluyó tres intentos a quemarropa, de Berenguer, Williams y el propio Raúl García. Ni Badía sabe cómo lo hizo, pero desvió los tres. El coletazo final, de Raúl García de cabeza, volvió a frustrarlo el portero con una meritoria estirada. El Athletic, que botó hasta veinte córners, no decayó, la carga duró hasta esa contra letal que, por si hubiese dudas en ese instante, definitivamente le colocó frente al espejo. Su impericia le había condenado a una derrota cruel que prácticamente da por concluida la temporada.

Contenido ofrecido gracias a la colaboración de Rural Kutxa, siempre cerca.