El Bilbao Athletic se ha resignado a competir sobre el alambre y su caída puede ser fatal si no consigue enderezar el equilibrio a base de victorias. Estas ni siquiera se cuentan con todos los dedos de una mano, porque el filial rojiblanco, recorridas ya 24 jornadas del grupo II de Primera RFEF, solo ha sido capaz de vencer en cuatro de ellas, lo que le condena a la penúltima posición, a diez puntos vista de la permanencia, que marca el Intercity alicantino. El Barça Atlètic también pescó el pasado sábado en Lezama, donde firmó tablas pese a que fueron los cachorros los que se adelantaron en el marcador por medio de Mikel Goti –que se confirma como máximo goleador del equipo gracias a sus cuatro dianas, una más que las que acumula Adu Ares–, lo que dejó un sabor agridulce al colectivo dirigido por un Álex Pallarés que ha cosechado cinco puntos menos que su predecesor, Bingen Arostegi, en el mismo número de encuentros en el banquillo, doce.

Arostegi fue destituido en el cierre de la décimo segunda fecha después de caer en el Johan Cruyff ante el filial azulgrana con doce puntos en la buchaca, mientras que Pallarés solo ha sido capaz de añadir siete más, lo que no hace más que acentuar la pésima situación de un equipo que prácticamente se encomienda a un milagro para evitar el descenso a Segunda RFEF. El margen de error, por tanto, se reduce para un Bilbao Athletic que tiene marcado en rojo el calendario en lo que respeta a las cinco jornadas venideras, en las que está obligado a dar el do de pecho para albergar opciones en el tramo final del curso.

No en vano, el conjunto rojiblanco se enfrentará en esta tacada a tres de sus rivales directos, lo que puede suponer una buena dosis de oxígeno en caso de hacer caja. Este camino arranca para el filial rojiblanco en la complicada visita el próximo domingo en Zubieta a la Real Sociedad B, cuarto clasificado y aspirante al play-off de ascenso; para después recibir en Lezama al Calahorra de Carlos Pouso, colista y al que es indispensable ganar; visita de seguido a la SD Logroñés, sexta en la tabla y que también quiere entrar en la zona noble; se mide en casa al Sabadell, décimo sexto y dentro de los puestos de descenso; y viaja, por último, a Palma para enfrentarse al Atlético Baleares, situado solo dos plazas por encima de los cachorros, conscientes de que les toca sacar la mejor versión.