El próximo equipo de gobierno bilbaino va a heredar una asignatura pendiente de calado como es la aprobación de una nueva ordenanza municipal de movilidad que derogue la obsoleta vigente de 1989. Un documento que tiene muchos elementos y reglas por incluir ante la transformación radical que esta sufriendo en los últimos años la ciudadanía en su forma de trasladarse por la ciudad gracias a los nuevas fórmulas surgidas y los ingenios personales que se ven en las calles. Los nuevos patinetes, el cada vez mayor uso de la bicicleta, públicas y privadas, y la consecuente extensión de la red de bidegorris; la constante reducción de la presencia del vehículo privado, el aumento de espacios urbanos para facilitar la movilidad de los peatones, los patinadores...

La nueva ordenanza municipal deberá incluir todas estas nuevas realidades y sobre todo empastar los nuevos modos de movilidad con los precedentes sin perder de vista al peatón, ya que es el protagonista de la forma de moverse mayoritaria, trasladarse andando por Bilbao.

El desarrollo del Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS), que ha cumplido cinco años, ya es un buen marco para la redacción de la normativa sobre todo teniendo en cuenta que su horizonte de actuación es 2030 y la ordenanza debe contar con una perspectiva a futuro que la adelante a otros posibles cambios que la sociedad pueda protagonizar.