HIPERVENTILADO arzobispo de Granada: Empezaré diciéndole que tiene usted todo el derecho del mundo a que no le gusten ni la ley trans ni la de la eutanasia. Inmediatamente después añado que ha perdido una oportunidad preciosa para explicar los motivos de su oposición. Calcando la caricatura de los eternos curillas trabucaires, ha preferido reducir las dos normas a "crímenes" que "ofenden a la razón humana" y son "propias del nazismo que provocó millones de muertes". Por fortuna, la mayor parte de la sociedad, incluso la que comparte su religión, le lleva traineras morales de distancia. Hasta su superior en el organigrama, el papa Francisco, ha comprendido que los exabruptos les alejan cada día más de la realidad... y de sus fieles.