- Resulta de lo más revelador que la gran heroína de la derecha hispanistaní, Isabel Díaz Ayuso, esté recibiendo los primeros azotes dialécticos por parte de algunos de sus más encendidos forofos por haber incomodado al Intocable de La Zarzuela. Queda claro que hay cosas con las que los medios más cortesanos no permiten jugar. Menos, en momentos en que la Corona parece no levantar la cabeza. Cuando no es la enésima cuenta chunga que le descubren al exiliado en Abu Dhabi, es el ninguneo en la crisis de Ceuta, los feos sucesivos de las legítimas autoridades catalanas -ayer mismo, la última- o, como resumen y corolario, la obligación impepinable de firmar los indultos a los políticos soberanistas que el propio Felipe VI ayudó a encarcelar. No es casualidad que el mayor reproche que le están haciendo los suyos a Ayuso sea que le está dando cuartos al pregonero republicano.

- Y por si le faltaba algo a la rancia institución, en el Congreso ha echado a andar la reforma del Código Penal que despenalizará las injurias al rey. Es una iniciativa de Unidas Podemos que cuenta con el apoyo de las formaciones soberanistas, como no podía ser de otra manera y, además, esta vez sí, del PSOE. Procede apuntar aquí que no parece casualidad que el portavoz socialista en esta materia haya sido Odón Elorza, que entre otras famas como la de verso suelto, se ha labrado la de adalid antimonárquico de su partido. Tampoco es para tanto, pero le acredita haber pagado una multa por saltarse la disciplina de voto de su grupo en la ley que permitió la abdicación de rositas de Juan Carlos I.

- Con todo, la compensación de Ferraz a la Zarzuela no se ha hecho esperar. Fiel al espíritu de poner una vela a Dios y otra al diablo, Pedro Sánchez ha mandado al cajón la llamada Ley de La Corona, que tenía el presunto objetivo de apretar las clavijas de la Casa Real en materia de transparencia, financiación y de control de las declaraciones públicas. O eso se decía, porque lo cierto es que no llegará a promulgarse bajo una excusa que es toda una confesión de parte. Según el diario La Razón, que dio ayer en exclusiva y con alborozo indisimulado la noticia, en La Moncloa empieza a cundir el canguelo. "No se puede abrir ahora este melón porque hacerlo sería tanto como convertir el asunto en un referéndum entre monarquía y república", le han susurrado al diario de Francisco Marhuenda fuentes identificadas como del núcleo duro del Gobierno. De la parte socialista, por supuesto.