UNO no puede desprenderse de él, de ese confortable y viejo sofá de casa que se ha tapizado ya una y mil veces, con los muelles algo laxos pero que encajan de fábula con la anatomía de quien se sienta -¡qué digo se sienta, se tumba!- en él. Vengo a hablarles hoy de la plaza de La Casilla y su afluente, la calle Zugastinobia, donde los viejos tiempos se potean y se saborean con nostalgia incluso cuando el reloj ya da la hora en punto de la modernidad.

Miremos por el espejo retrovisor tiempo atrás. La Casa Consistorial de la República de Abando que estaba en un caserón situado cerca de los jardines de Albia, en la actual Alameda de Mazarredo, aproximadamente donde está el nº 9, fue trasladada a una campa en la zona alta de la anteiglesia, construyendo un hermoso edificio y una plaza. A este lugar se le llamó Plaza de la República de Abando. Pero luego el pueblo, debido a una casita o fielato que había en la plaza, junto a los pasos a nivel donde se verificaba la recepción de los vagones de carbón que llegaban consignados a los almacenistas de Bilbao, la conocía como plaza de La Casilla.

La casa Consistorial de la República de Abando, las escuelas y el frontón fueron construidos por el arquitecto Julián de Zubizarreta. El frontón, denominado Juego de Pelota de Abando se inauguró el 5 de abril de 1885. En el partido inaugural jugaron El Vergarés y Brau Menor contra Luzurame y San Juan. Tenía una capacidad para 5.500 espectadores, dos salas para descanso de las autoridades y cuatro habitaciones con cama para los pelotaris. La propia Casa Consistorial y las escuelas anejas fueron inauguradas en septiembre de 1887 durante una visita que realizó la reina María Cristina a Bilbao. Para festejar las inauguraciones, el Ayuntamiento de Abando preparó el día 16 dos festejos en su honor, un partido de pelota (especialidad de chistera, es decir, como la cesta-punta, pero sin retención de la pelota) en el frontón vecino, y una exhibición de folclore vasco en la plaza. Como la Reina, por problemas de horario, no podía ver ambos espectáculos a la vez, se ideó la preparación de un palco o tribuna en el frontón desde el que podía ver los bailes y el partido.

Cuando desapareció del todo la Anteiglesia de Abando, el 5 de mayo de 1890, estas construcciones pasaron a ser Casa Asilo de Huérfanos de La Casilla, lugar donde hoy se yerguen unos rascacielos de veinte pisos que desplazaron el querido Asilo al Monte Unbe. Recuerdan que que del portalón del Asilo de Huérfanos partió la primera vuelta ciclista al País Vasco una mañana sin sol del 7 de agosto de 1924.

La Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Industrial de Bilbao fue inaugurada en 1963. Su nombre anterior, y por el que la conoció el pueblo, es la Escuela de Peritos, creada el 8 de mayo de 1942. Está construida sobre el solar del frontón y de la antigua Escuela de Ingenieros, que fue proyectada por el arquitecto Severino de Achúcarro. A un frontón derribado le buscó continuidad otro espacio atlético, el Pabellón Municipal de Deportes de La Casilla que se inauguró el 19 de marzo de 1967 y que fue, durante décadas, el santuario del baloncesto vizcaino.

El primer kiosco de La Casilla se construyó a finales de 1890, se le realizó una reforma en 1922 y así fue tirando hasta el 16 de abril de 1965, fecha en que fue abatido por la piqueta. Tras muchas gestiones del grupo Amigos del Kiosco de La Casilla, el 23 de febrero de 1991 se inauguró el nuevo kiosco. Como contraprestación, vamos a pensarlo así, en la parte posterior del Pabellón Municipal, frente a la Escuela de Ingeniería Técnica Industrial se inauguró el 29 de julio del 2002 una plaza diseñada por el arquitecto Juan Ramón Badiola. La jardinería es obra de la paisajista Arantza Iriarte y la escultura en bronce Mercurio niño instalada en la plaza, de Casto Solano.

El barrio de La Casilla fue tierra natal del popular Botines, que alcanzó gran éxito en la plaza de toros de Indautxu, al inventar sin querer el “toreo bufo” y llegó a ser tan conocido que entró en el “cancionero bilbaino”:

“Está la afición taurina llena de satisfacción / por contar con un torero que es una revolución. / Este torero es “Botines” natural de La Casilla / al que el día del debut le sacaron en camilla”.

Sus actuaciones taurinas frente a novillos del país, animaron al periodista Desperdicios a dedicar un libro a sus hazañas taurinas y vivencias junto al río Elguera, en la calle Autonomía. Fuerte como un roble, bajo, musculoso, ancho de espaldas y corto de piernas, su afición por los caldos de Rioja le llevó, según cuentan, a que en una ocasión un empresario le encerrara en los chiqueros de la plaza para asegurarse de su presencia al comienzo del paseíllo, ya que en un festejo anterior habían tenido que poner: “Se suspende el festejo por embriaguez del espada”.

A Ángel Bilbao y Aguirre, otro vecino ilustre, le conocieron como Chiquito de Abando, fue el mejor pelotari del mundo según dice ola canción:

“El Orfeón de Bilbao gana los premios cantando. No hay pelotari en el mundo ¡como el Chiquito de Abando!”.

Con 14 años y una cesta se fue para Las Américas a Buenos Aires con una expedición de pelotaris. Causó sensación en los frontones y cuando volvió cuentan que entró en casa, echó sobre la mesa una bolsa llena de monedas de oro y dijo: “¡Ahí tienes, ama!”. Tiempo antes se había paseado por el barrio don Manuel El Baldao que siempre caminaba apoyado en un grueso palo-cachava lleno de tachuelas que le servía de apoyo cuando entonaba sus coplas. La canción que más fama le proporcionó fue aquella que dice:

“Pajarito que estás canta en esa remita verde viene casador y mata Más te valiera estar duerme”.

En esta plaza se instaló en 1912 la primera academia automovilística de España, la Autoescuela Barcelona. Fundada por Martín Barcelona gozó de gran popularidad en toda España y allí también hizo la boca agua el Urrejola. templo del jamón jabugo, desde donde se pasaba a la calle Zugastinobia, una campa en el camino de Bidekurzeta a Iturrigorri, Allí nació Juan Antonio Frade Prieto, K-Toño Frade, pintor, dibujante y miniaturista de pergamino y heráldica en la casa que hace esquina con La Casilla. Allí se continúa hoy cantando, bailando y bebiendo. Es tierra inmortal.