DA igual las veces que pierdan el equilibrio y que sus cuerpos golpeen con fuerza el rugoso suelo. Lo importante es que los skater están siempre dispuestos y preparados para caerse. Es un deporte con muchos aficionados en Bilbao y que, según dicen quienes lo practican, tiene mucho de la propia esencia de la vida. Caerse y levantarse forma parte del día a día de quienes saltan rampas sobre las ruedas de un patinete.

A Jon Mallet, Lugh Mathws, Ioritz Bilbao, Santiago Gil, Jorge Zamacona y a Jon Navarro les une la misma pasión. “En la vida también hay que saber caerse y levantarse; una y otra vez. No queda otra”, aclaran la filosofía de vida que aplican algunos de los jóvenes skater que han hecho del skatepark de Deusto su pequeño rincón para descargar adrenalina. “Es un deporte individual, pero a quienes lo practicamos nos encanta quedar y compartir juegos entre nosotros. Patinando solo me aburriría”, añade el estudiante guipuzcoano, Jon Mallet.

Bilbao irradia cultura desde las calles y el patín rueda por el asfalto más gris de la villa con habilidad y gran destreza. “El skate es de la calle. Los skatepark son espacios adaptados para poder practicar este deporte. No se puede ir con el patinete por la vía pública. La policía municipal nos pondría multa”, relatan los deportistas.

En Bilbao existe mucho nivel y también afición entorno al patinete. No hay edad para poder intentar mantener el equilibrio sobre esta tabla. “A la gente mayor le da más respeto. Nos gustaría que hubiese más mujeres”, añade Mallet. Quienes disfrutan saltando sobre la tabla con cuatro ruedas celebran encuentros e incluso dan vida a la revista Artekaso con la que se autogestionan. “Es un deporte complejo, duro... No solo por los millones de golpes que nos damos, sino porque no tenemos apoyo de patrocinadores como tienen otros deportes”, dicen. Sin embargo, en la villa hay mucho nivel. “A este deporte no se le da tanta importancia como se le da al fútbol”, comenta Mallet. Y prosigue: “En una década eso va a cambiar. Se va a meter dentro de las olimpiadas de Japón y en diez años va a ser reconocido como el fútbol. Tiempo al tiempo”.

El skatepark de Deusto se ha quedado obsoleto con los años y es, según aseguran, “peligroso” moverse con el patín en las instalaciones. A los ya habituales hay que sumarle los turistas, principalmente, ingleses. “Nos hemos quejado varias veces”, explica Lugh Mathws. Esperan que sea cuestión de tiempo mientras construyen uno nuevo en el barrio de Olabeaga. “A ver cómo lo construyen. Tenemos miedo que la constructora no sea especialista en skatepark y la instalación no se adapte a lo que necesitamos. Para nosotros es muy importante”, añaden.

Más que un deporte, quienes lo practican dicen que es una pasión. Los golpes es lo que menos importa cuando el estómago se encoge en cada salto. “Lo importante es saber levantarse”, concluyen.