Con la renovada versión Sport del Swift Suzuki quiere ganarse la confianza, o al menos la atención, del sector más apasionado de la clientela de utilitarios compactos. Lo intenta por medio de una combinación de diseño expresivo, desparpajo mecánico, buenas dotaciones y precio convincente. La versión más efusiva del Swift, que reclama 19.370 euros (contabilizando el descuento de lanzamiento de 2.000 euros), recibe una alegre y bastante frugal mecánica de gasolina con 140 caballos.
La firma japonesa pretende posicionar esta propuesta en el nicho en el que recalan las variantes con chispa, no las abiertamente deportivas, de los turismos escuetos más populares. La mayoría de fabricantes opta hoy por plantear interpretaciones de sus utilitarios hasta los cien caballos o poco más; solamente algunos se explayan sugiriendo además minoritarias ejecuciones purasangre lindantes con los 200 CV. Así pues, la franja intermedia aparece bastante despoblada. Entre los rivales naturales del Swift Sport figuran, de momento, el Ibiza FR 1.5 (150 CV), el Ford Fiesta ST-Line 1.0 EcoBoost (140 CV) y el Mini Cooper (136 CV).
Todos, salvo ese último, discurren por unos derroteros económicos semejantes, por lo que el precio no es un factor discriminatorio. En esta parcela del mercado pesan más factores como la estética, la potencia y el equipamiento. Y esas son, precisamente, las mejores bazas del recién llegado. De entrada, el candidato de Suzuki pasea una estampa afable que, agrade más o menos, es lo bastante singular como para marcar las diferencias; y eso constituye un mérito considerable en un momento como el actual, en el proliferan los clones. El Sport recalca las facciones del Swift convencional adoptando un paquete de elementos de carrocería integrado por parrilla específica, paragolpes y faldones laterales diferenciados, difusor y alerón posterior, llantas de aleación de 17 pulgadas y dos salidas de escape en los flancos traseros. Su escueto pero bien aprovechado envase de cinco puertas, que ocupa 3,89 metros de largo, acoge a cuatro adultos y admite unos cuantos bultos en su maletero de 265 litros.
Esta variante con matices deportivos hace doble honor a su denominación -switf se puede traducir como ligero o veloz-, ya que, además de rápida, es liviana; bastante más que la media de sus rivales (pesa 1.042 kilos). Ello propicia obtener un mayor partido de su animosa motorización sobrealimentada, cuyos 140 CV procuran reacciones ágiles y gratificantes a los amantes de la conducción.
Otra faceta en la que destaca el modelo de Suzuki es la del equipamiento de serie, superior al de la mayoría de sus adversarios. La casa nipona pertrecha a esta variante del compacto con relativa generosidad, circunstancia que, unida al comedimiento de su tarifa, comporta una relación calidad-precio digna de consideración. La definición Sport asume las dotaciones de seguridad del mejor acabado convencional. Incluye el sistema de frenada autónoma de emergencia (actúa entre 15 y 140 km/h), acompañado de con control predictivo de la frenada, asistente de cambi o de carril, alerta de fatiga, cambio automático de luces de carretera y control de velocidad activo con distancia de seguridad programable.
El Swift Sport disfruta, asimismo, de climatizador, luces LED con encendido automático, asientos delanteros deportivos con calefacción, sistema multimedia con pantalla táctil de 7 pulgadas (con funcionalidades Apple CarPlay, Android Auto y MirrorLink), cuadro con pantalla LCD de 4,2 pulgadas, etc.