Bilbao - Estaba llamado a ser uno de tantos. No por nada, Sergio de Miguel se licenció en Bilbao como ingeniero de Telecomunicaciones y trabajó en sus inicios en Euskaltel y en Idom. En 2001 inició una fulgurante carrera profesional en Eroski que a los 30 años le llevó a ser el directivo más joven de la compañía. Era un sputnik lanzado hacia el espacio, una estrella más en la vía lactea de los empresarios y un buen día, ¡zas!, se salió de órbita. Lo dejó todo para convertirse en lo que es hoy, alguien que escucha y aconseja.
¡Menudo pronto que le dio! ¿No es demasiado grande el salto: de tratar con la alta tecnología a hacerlo con las personas?
-Eso fue lo que me impulsó. De repente descubrí que tenía habilidades para trabajar con los grupos y que tratar con las personas era lo que me llenaba y decidí que era el momento de dar el salto.
Supongo que no tendría hipoteca...
-Ja, ja, ja. Como todo el mundo, ¿no? Pero la pregunta importante que ha de hacerse uno es qué haces y qué puedes hacer para aplicar lo que te gusta en tu rutina de trabajo. Esa es la clave.
Disculpe: soy tornero y, qué se yo, me gusta escribir...
-Bien. Piensa, por ejemplo, en las historias que circulan por la fábrica y cómo puedes contarla. Siempre hay una salida y si no la encuentras da un cambio. Piensa que sólo tienes una vida y has de repartir bien el tiempo que tienes para vivirla.
Ha encontrado la aplicación de su arte en el Hotel Gran Bilbao
-Es una buena salida, sí. Las aplicaciones de las técnicas de coach en el hotel han dado resultados. Están considerados después del hotel Domine y el Miró, han mejorado en muchos aspectos y ahora vamos a un congreso a explicar la experienca. Piense que incluso el director del hotel se ha formado en ese campo.
Tiene un producto conocido como coaching & clownching... ¿Le puedo llamar payaso?
-Y a mucha honra. Desde hace tiempo que colaboro como payaso en una ONG que trabaja en el Hospital de Cruces. Es maravilloso.
¿Practica el coach nariz roja en ristre?
-No se trata de eso, aunque en algunos casos hacemos, incluso, una representación de clown si se tercia. Aplicamos las técnicas del payaso, la empatía, la forma de acercarse y de relacionarse con la gente.
¿Tanta distancia hay entre un individuo y otro, tan alejados estamos?
-Hay que tener en cuenta el valor del grupo, lo que aporta la suma de esfuerzos, tanto para la rentabilidad como para el desarrollo de la persona.
En su libro ‘El equilibrista’ no da un solo traspié...
-Eso procuro, je, je, je. El equilibrio radica en la conciliación, no solo familiar sino en todos los órdenes de la vida. Tienes que aprender a dedicar a cada una de las actividades el tiempo que necesitan. No más y no menos.
¿Cómo es posible que un ejecutivo en la cumbre se sienta alicaido o, peor aún, un fracasado?
-Cada persona es un mundo y es probable que a veces surjan preguntas del tipo ¿era eso lo que realmente buscaba? o ¿no es esa la vida que siempre había deseado? Con eso le respondo. Creo.
Socio Fundador y CEO de Coaching & Clownching