bilbao - Es una psicóloga muy particular. Además de tener un gabinete en el que atiende todo tipo de problemas, también tiene una agencia matrimonial. Se considera una celestina del amor, un principio activo de las relaciones humanas en el que ella cree con devoción.
¿La terapia puede evitar un divorcio o una separación?
-Sí, de hecho muchas parejas, la mayoría, para evitarlo van a la consulta o están en el programa. El divorcio es el final de una relación y estas personas que vemos quieren conseguir lo contrario, la continuación.
¿Quiénes son más abiertos: ellas o ellos?
-Depende. Hay muchas variables de personalidad que influyen. Hay hombres que son mucho más emocionales, la masculinidad o la feminidad no van unidas al género.
¿A qué van unidas?
-Mucha gente cree que son dos personalidades que van unidas al género que nos toca biológicamente. Hay mentes de hombres que demuestran tener una sensibilidad más masculina o más femenina, en las mujeres ocurre lo mismo. Eso marca mucho las relaciones y también las reacciones.
¿Son diferentes los casos que vemos en televisión de los que se dan entre las cuatro paredes de una consulta?
-Son muy similares los conflictos que ven los espectadores en el programa y los que yo puedo tratar a puerta cerrada. Hemos tratado de que estos conflictos sean los más habituales para el espectador, no queremos que solo haya un rato de entretenimiento para el que está viendo la televisión, sino que se sienta identificado con los protagonista de la historia. Los casos de televisión tienen un punto didáctico para que cada espectador pueda ver sus propios problemas y encontrar herramientas para trabajar sus conflictos de manera personal.
¿Tiene algún punto morboso?
-No hay nada raro en estas parejas, nada que se dé fuera de una consulta convencional. Queremos acercar la terapia de pareja al espectador, llevarla a la calle.
¿Se ha hecho algún programa similar?
-Es posible que se hayan acercado, recuerdo alguno que trabajaba las relaciones sexuales. Como Mejor llama a Pilar no se ha hecho nunca. De una manera tan pura, tan coach, con un psicólogo especializado trabajando de una forma tan directa con la pareja creo que no se ha hecho nunca nada similar en televisión.
Así que no hay guion por medio.
-No lo hay. Fue uno de los requisitos que pedí cuando se me requirió este formato, no puedes poner guion a la interacción entre dos personas diferentes entre sí, las reacciones tienen que ser espontáneas. Si hubiera tenido un guion, nunca hubiera sido una acción terapéutica. Quería que no se frivolizara, que se respetara mi papel y que el programa fuera muy didáctico.
Habrá escépticos que dirán que no es más que un espectáculo. ¿Qué les diría? ¿Cómo vendería el programa?
-Siempre habrá quien piense que no es más que un espectáculo. Yo les recomiendo que lo vean, al final la experiencia es un grado y si esos escépticos ven el programa y no se identifican con la pareja, que argumenten lo que quieran. Pero es difícil que esto ocurra porque en el momento que se ven las emociones que fluyen, a la pareja rota y cómo se van uniendo, eso no deja lugar a dudas, no hay frivolidad, no hay actores. Es todo puro y es la realidad absoluta.
¿Existe la pareja perfecta?
-No, pero la perfección creo que no existe en ninguna parte. Creo que existe la pareja feliz.
Se dice que la felicidad tampoco existe.
-Existen los momentos felices. La felicidad no siempre va de la mano de la perfección. Muchas de las imperfecciones son lo que más hace crecer y avanzar.
¿Cómo definiría a una pareja feliz?
-La que no se juzga, la que no intenta hacer del otro una réplica, no hay reproches, hay comunicación y mucha sinceridad. Hay algo que lo define: estando en pareja que te sientas en zapatillas, que te sientas cómoda y tranquila.
¿Hay muchas parejas que alcanzan la felicidad?
-Creo que sí. Soy optimista. Creo que hay parejas felices, con ilusiones, con metas comunes?
¿Parejas sin crisis?
-No, todas las parejas tienen crisis, sus más y sus menos, pero creo que el balance en general del universo de las parejas es optimista y positivo. Además de la consulta de Psicología, tengo una agencia matrimonial?
Es usted una celestina.
-Ja, ja, ja? Totalmente, yo además de la Psicología hago parejas. Pienso que la gente cree en el amor; a mí eso me da esperanzas. El amor es el ingrediente principal de mi trabajo, sin lugar a dudas.
¿Qué problemas nos va a presentar?
-Los más habituales: incomunicación, infidelidad, incompatibilidad? Pero el principal es la incomunicación.
¿Qué provoca la incomunicación?
-El habituarnos, el abandono; llega un momento en el que se piensa: “Como ya te he encontrado, vamos a funcionar por inercia”. Creo que una relación hay que alimentarla, hay que cuidarla y hay que mimarla mucho. No puedes esperar que te lean la mente o pensar: “Como me he casado contigo, ya sabes que te quiero”. Hay que decirlo, decirlo muchas veces.
¿Más romanticismo?
-Puede que sí, pero te digo una cosa, una pareja es para vivirla, no para que esté ahí sin más, así se muere.
La pasión, eso que todo el mundo dice que se acaba muy pronto, ¿es parte de una pareja feliz?
-Es un elemento. A veces lo dejamos todo en frases muy rotundas: “La pasión siempre se acaba”. Pues no, la pasión no tiene por qué acabarse, se modifica. Quizá no sea esa pasión inicial del enamoramiento de los primeros meses.
Como la energía: ni se crea ni se destruye, se transforma; pero ¿en qué se transforma la pasión?
-En ver crecer a tus hijos, es hacer un viaje juntos, es pasión en el día a día, no siempre tiene que ir vinculada a la parte sexual, que es importante, es contacto físico y es intimidad. Pero la pasión nunca debe perderse.