Bilbao - Si fuese hombre y con vocación rojiblanca, Nerea Riesco, escritora que ha hecho vida y carrera en Sevilla, hubiese podido jugar en el Athletic. No en vano, nació en Bilbao, por mucho que la vida le llevase a criarse en Valladolid y con 18 años se trasladase a Sevilla, donde comenzó a colaborar con diferentes medios de comunicación. Allí se dio de bruces con la literatura, que le atrapó entre sus brazos al ganar el IX Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla por el libro El país de las mariposas. De paso por Bilbao, viene a contarnos las vicisitudes de su última novela, Las Puertas del Paraíso, donde se relata la historia de un cristiano ciego y una princesa árabe que se amaron por encima de credos y fronteras en una época marcada por la intolerancia y el afán de conquista.
¿Es preciso pasar por el infierno para llegar al paraíso?
-No lo creo, pero sí creo que el arte es capaz de sacarte del fuego del infierno. Ése es uno de los mensajes de la novela.
¿Se hubiese atrevido a escribir una historia así contemporánea?
-¿Qué quiere decir?
Que en lugar de una princesa árabe fuese una mujer del Estado Islámico, por ejemplo.
-Creo que en la novela el problema no es la diferencia de religión sino de clase, pero no sé si sería tan arriesgado como insinúa.
Me temo que sí
-Es verdad que hay gente que muere por este tipo de cosas pero también lo es que hay que ser cuidadoso para no herir ciertas sensibilidades. De todas formas, tengo una idea al respecto.
¿Cuál?
-Con independencia al Dios al que recen, e incluso si no se reza a ninguno, todas las civilizaciones tienen bien definidos el bien y el mal.
En alguna ocasión le he escuchado hablar contra la palabra ‘tolerancia’... ¿Por qué?
-¿Qué hay que tolerar, que seas diferente a mí? Es algo que tengo que aceptar pese a que sea así. Lo que hay que procurar es enriquecerse con el otro, no tolerarle.
Si le dejase transformarse en un personaje de su última novela, ¿cuál elegiría?
-La princesa Nur. Está inspirada en una princesa omeya del siglo XV que escribía poesía erótica para leérsela a otras mujeres. Lo que ocurre es que los libros de Historia apartan de sus páginas a quienes se salen de la generalidad.
¿Soñaba con ser lo que es hoy?
-Es curioso. Siempre pensé ser periodista con la literatura por hobby y he acabado siendo escritora que escribe por hobby en los periódicos.
Ganó un premio literario. ¿No están concedidos de antemano?
-Eso creía yo también, ja, ja, ja. Me presenté casi de casualidad y porque pensaba que la gente joven escribe más poesía o relatos que novela y al tratarse de un premio para menores de 30 años tenía alguna posibilidad pero fíjese mi esperanza que estaba de compras con mi madre cuando me enteré del fallo del jurado. Aunque supongo que algunos sí están dados de salida.
¿Por qué se menosprecia un best-seller?
-¿Por envidia...? No lo sé. Lo que no me gusta es que venga del propio gremio. A mi me gusta la gente con ambición, que aspira a lograrlo.
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