Bilbao - Uno de los mantras que le acompañan en su vida choca con el gran valor de nuestro tiempo. “Es preferible saber a tener”, ha repetido en más de una ocasión Luisa Etxenike, que vuela de paso por Bilbao para una de sus grandes pasiones, el vino. ¿Un amor oculto...? No lo parece. No en vano, Luisa publicó en 2003 una novela titulada Vino que merodea entre paisajes y viñedos y juega con el pasado del verbo venir. Ella ha venido, sí, a la Bodega Urbana de la Gran Vía para hablar, adivinen de qué.
¿Busca la inspiración en el fondo de la botella, como dicen que han hecho tantos otros...?
-No, no. Es verdad que hay muchos escritores que han tenido una relación intensa y estrecha con el alcohol, pero yo creo que escribir bajo los efectos del alcohol es, ¡ejem!, digamos que desaconsejable.
¿Qué busca un escritor en ese nieto de la vid?
-Creo que muchas veces lo mismo que busca en la creación literaria: una salida de la realidad, quizás porque no le convence lo que tiene a la vista.
Insisto: hay grandes obras que nacieron...
-Bajo al alcohol. Le repito que no es lo mejor. Y además también hay mucha leyenda.
¡Cuénteme una!
-Edgar Allan Poe, por ejemplo. Se le atribuyen litros y litros e imagino que sí, que bebería. Siempre se ha dicho que su mejor poema, El Cuervo, lo escribió de aquella manera, bajo un delirio químico.
¿Y? ¿No fue así?
-Tiene un tratado en el que narra cómo se hizo aquella composición y recuerda al manual de fabricación de un relojero suizo más que a otra cosa.
No puede negarse que el vino sea fuente de inspiración...
-Sí, eso sí. Desde la Biblia a la mitología, pasando por las fábulas, el vino está presente en nuestra cultura. La literatura está llena de hombres y nombres del vino, Polifemo, las bodas de Caná... ¡Miles de ejemplos! No olvide lo que decían los clásicos: in vino, veritas: en el vino está la verdad.
¿Qué seríamos sin vino y qué nos perderíamos?
-Seríamos más previsibles y tendríamos menos cultura, aunque no sea aconsejable cruzar esa frontera de la que hablábamos antes.
Da la impresión de que en los últimos tiempos se han desatado auténticas guerras entre regiones vinícolas...
-No me gusta. El vino es una riqueza natural, un don de la naturaleza. Pero se ha convertido, a su vez, en una riqueza material y ahí se complica todo. Es natural que cada uno defienda lo suyo pero se han desatado ciertas rivalidades que...
¿Qué?
-El vino no es equiparable a la guerra. Es cierto que hay gente que bebe para llorar, pero el vino siempre ha sido, es y será una fiesta, una celebración.
Y si alguien lo bautiza, qué se yo, con agua o con Coca-Cola...
-Así como los lectores quieren leer verdad, aunque sea ficción, en el vino tampoco caben trampas. Es importante que se respete lo natural de su elaboración. Y luego, que cada uno lo beba como quiera.
escritora