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Una nueva joya visual para la historia del cine

Una nueva joya visual para la historia del cineWarner

Dirección: Alfonso Cuarón. Guion: Alfonso Cuarón y Jonás Cuarón. Intérpretes: Sandra Bullock y George Clooney. Música: Steven Price. Fotografía: Emmanuel Lubezki.

gravity ha entrado, por derecho propio, en la Historia del cine. No hablamos necesariamente de una obra maestra o de una cumbre narrativa. No. Pero está ahí, aguardando su lugar en el universo fílmico. Todo lo que proceda de esa primera observación tan categórica viene a refrendar una idea de historicidad más que de grandeza sublime. No es 2001: una odisea en el espacio, ni quiere serlo. Sin embargo, es una película-cumbre que se estudiará en las escuelas de cine y será fruto de innumerables estudios fílmicos. Cierto es que, curiosamente, algunos jóvenes no se sienten tan impresionados con lo que propone el Sr. Cuarón. En un contexto audiovisual donde se busca la impresión del susto, llanto y la opulencia de los sentimientos, Gravity está en otro territorio ya explorado en el cine: que la experiencia fílmica sea pura adrenalina.

Gravity cuenta una operación en el espacio, protagonizada por Sandra Bullock y George Clooney. Poco más, cierto. Pero pocas veces lo que cuenta ha estado tan sujeta a las posibilidades técnicas. Tardaron casi cuatro años en rodar por su ambiciosa dependencia de la última tecnología. Sandra Bullock tuvo que ponerse a prueba, ensayar durante meses y recrearse en un escenario virtual, prácticamente incomunicada y hablando con el exterior (el director). El guión, que habla del renacer y la pérdida, está perfectamente entrelazado con la plasticidad de los elementos que vemos deteriorarse, romperse y unirse: sugestiones como los cordones umbilicales. Pero es desde el minuto uno donde el 3D explora todas sus posibilidades: Gravity da sentido al 3D. Así de sencillo (sin el permiso de James Cameron, amigo personal del director Alfonso Cuarón). El 3D aporta la instantaneidad de las emociones: sentirse parte de un escuadrón que pilota en el vacío. El espacio, símbolo de infinito y vacío, encuentra en esta historia un fiel escudero gracias al 3D.

Mediante las gafas del 3D entramos desde el minuto cero en una odisea en la que vemos a un George Clooney casi irreconocible. Le vemos acercarse desde la lejanía, la nada, hacia nuestros ojos (gafas). Clooney, toda una estrella de Hollywood, no es más que un píxel, un punto en la nada, una forma borrosa. Esa primera escena es realmente asombrosa y un prodigio técnico y visual: tan brillante como el resto.

Gravity, como decíamos, es una película que se puede analizar desde el punto de vista técnico: el sentido que tiene la profundidad del campo, la perspectiva, los planos secuencias? Y no es una película grande solo por esos motivos, sino por cómo los encuadra en un guión que, poco a poco, altera la normalidad. Al verlo en el cine, la dirección de diseño de Cuarón se convierte en pura intensidad. No lo vean en un portátil o un DVD. Es una pérdida de tiempo. Es en la sala de cine donde se premia la emoción y la adrenalina de una historia mil de veces contada: el viaje del héroe (esta vez la heroína) hacia su búsqueda.

Es curioso. Por mucho que teoricemos sobre lo que vemos, el cine tiene sentido si entramos en la historia y no queremos ni pestañear. Es un cine que maximiza lo metafórico y te atrapa. A Cuarón le gusta hablar de experiencia fílmica. Aquello que tanto le gustaba a Hitchcock: que el espectador entre de lleno en una aventura. Espacial o terrenal.

No pretende ser una película trascendental (es ambiciosa). No es antológica. Es original. Una joya visual y cinematográfica. Está en otra liga. En la liga de las películas que están en la Historia: por ser un reto (como muchos, de acuerdo), por producir la tecnología y crear formas y sentimientos, por dar un nuevo sentido al 3D, por dar un nuevo sentido a la lectura de la imagen.