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"Si no visitas el lado oscuro, no sabes dónde está la luz"

"Si no visitas el lado oscuro, no sabes dónde está la luz"Foto: oskar martínez

Bilbao. "¿Edad? Cada día más joven". Así comienza la conversación con Paula Herrera, hija de Santiago de Chile -quiere decirse que nació allí, no que Santiago fuese su padre...- y primera cantante titulada de Chile, forjada entre la factoría de la joven Escuela de Música Moderna del país de Pablo Neruda y la calle, lo que los poetas bárbaros llaman "la puta calle".

Es cantante de academia...

Lo fui. Pero pronto me di cuenta de que la escuela no es suficiente y me hice cantora de la calle. Mientras yo escogía la música la música me eligió a mi.

¿Dónde estaba entonces?

Era azafata de vuelo. ¡Qué bien hacía aquello del mimo para indicar dónde está la salida de emergencia o cómo usar la mascarilla de oxígeno! Pero no sentía que era mi destino y yo creo en esa cosas.

¿Cree en las bolas de cristal?

No, en ese tipo de cosas no. Creo en que si te empeñas en algo, por muchos obstáculos que surjan, tú puedes saltarlos.

¿Dónde encuentra la inspiración?

Si solo hablamos de sustancias legales en medio de la calle, en cualquier rincón. A veces viene una palabra y jugueteas con ella.

¿Milita en ese club de los creadores sufridores?

Es increíble cómo surgen las palabras y las melodías cuando estás triste. Si no visitas el lado oscuro no sabes donde está la luz.

¿Corren buenos tiempos para la lírica?

No, ya sabe que no. Es difícil conectar con los otros cuando no lo están pasando bien. Pero yo he tenido suerte: siempre hay alguien al que le llegas y eso te alimenta.

¡Viva la pata de conejo!

He dicho suerte, no azar. Soy una mujer intensa, muy intensa. Todo lo vivo multiplicado por mil y creo que ese forma de ser conecta con la gente.

¿En quién se fija cuando canta?

Una busca modelos de estilo y de belleza, pero mi intención es escaparme de los modelos, parecerme a Paula Herrera.

Vamos, nómbreme a un compatriota de los muchos que cantan...

No voy a negar que admiro a Violeta Parra, que dio con la fórmula para universalizar el folclore chileno sin caer en la sensiblería.

¿Canta, como acostumbran los cantautores, a todas las desgracias del mundo reunidas?

Ja, ja, ja. No, no. Yo soy una romántica empedernida. Es verdad que se han cantado mucho a las maldades, pero a mi me gusta más cantarle a la calle, al detalle.

¿Existe una forma de crear y de cantar masculina y otra femenina?

No me lo he planteado nunca así.

¡Va siendo hora!

Si me pongo a pensarlo, creo que sí. A mi me gustan más las voces femeninas, encuentro un nosequé en ellas. Y voy más allá...

¡Vaya!

La mujer pare. Y se canta con los mismos músculos con los que se da a luz: en un caso se trata de empujar hacia abajo para que nazca el niño y en el otro hacia arriba para que salga la voz.

¿Hace falta tener buena voz para triunfar en este mundo?

No, yo creo que no. Hace falta tener una voz que llegue, que te toque. Por eso me fui distanciando un poco de la academia y me acerqué a la calle. Te da algo que no te lo da el mejor profesor del mundo.

¿No le da pudor desnudarse? El alma quiero decir...

Ja, ja, ja. Con el primer disco sí me dio un poco pero en el fondo creo que me gusta ese streptease.