En invierno, como en verano, las circunstancias climáticas se extreman y eso afecta a la salud. La temporada invernal trae consigo catarros y gripes que afectan al sistema respiratorio, así como problemas óseos derivados, en parte, por la falta del luz y de exposición al sol. Por ello, tendemos a olvidarnos de que también hace sufrir, y mucho, a la piel. Este órgano es el más grande del cuerpo y el que mas expuesto está a las inclemencias, siendo las zonas más sensibles las mejillas, los labios, el cuello, el escote y las manos.

Para poder mantenerla lo más protegida y sana posible, es importante tener en cuenta una serie de consejos generales. Pero también conocer qué tipo de piel tenemos cada uno ya que cada una de ellas necesitará algunos cuidados extra.

Consejos y cuidados

1. Hidratar la piel a diario y al menos dos veces. El frío tiende a secar la piel, por lo que convine reforzar la hidratación. Esto es especialmente importante en aquellas personas que padecen algún tipo de dermatosis (dermatitis atópica, psoriasis...). Una crema emoliente a base de lanolina o de urea ayudará a mantener una piel sana durante el invierno.

2. Evitar lavar excesivamente las manos. Las dermatitis de desgaste en las manos, especialmente en el dorso es muy habitual. Por ello, y a pesar de ser una eficaz medida anticatarros, gripes y covid-19, procurar no lavarlas tanto. Una alternativa son la hidratación y cremas con efecto barrera. Los hidrogeles son eficaces desinfectantes pero contribuyen a resecar la piel.

3. Evitar productos agresivos en el lavado. Usar productos suaves y testados dermatológicamente. Los que tengan una piel muy sensible pueden decantarse por cosméticos sin perfumes. La depilación o el afeitado entran también en la categoría de elemento agresivo.

4. No ducharse más de una vez al día.con agua muy caliente o muy fría. De nos ser estrictamente necesario por circunstancias muy concretas, basta con ducharse una vez al día. Y lo más recomendable es hacerlo con agua templada, ni muy fría por estimulante que sea, ni caliente para combatir una jornada fría. Esto puede aumentar la deshidratación de la piel.

5. Evitar los cambios bruscos de temperatura. Ojo con el paso de un ambiente frío otro de interior muy caldeado. Esto aumenta la posibilidad de aparición de capilares dilatados (las arañas vasculares) en la cara. En casos extremos, y en los que también haya humedad, puede llegar a aparecer sabañones.

6. Hidratar y proteger los labios de la luz ultravioleta. Los labios sufren mucho en invierno, más aún si se tiene alguna alteración de base como queilitis atópica, actínica. Siendo una parte del rostro que necesita mucha humedad, el frío y el viento los resecan mucho. Además, las actividades al aire libre y la exposición al sol acentúan su debilitamiento. Los protectores labiales son irreemplazables.

Otras medidas

También se pueden seguir otras medidas más genéricas y más alejadas de las cosmética pueden ser cuidar la alimentación. Evitar los alimentos menos sanos, los procesados. Una dieta equilibrada ayuda a mantener la piel sana. Aumentar el consumo de vitamina C y antioxidantes.

También evitar el tabaco y el alcohol. Si ya conviene hacerlo de normal, en estos casos de mayores ataque a la piel, es ahora, en invierno cuanto más hay que eludirlos ya que repercuten de forma negativa en la salud de nuestra piel, generando radicales libres. Además, el alcohol empeora la dilatación capilar facial.

No olvidar las gafas de sol y la protección solar diaria también en invierno, especialmente en zonas donde haya nieve, ya que ésta refleja el 80% de la radiación solar.

El uso de guantes y prendas de abrigo, más allá de abrigar, es especialmente necesario para personas con sensibilidad al frío y que suelan padecer de perniosis (sabañones) o fenómenos de Raynaud (dedos de las manos fríos y que tornan en color blanco, azulado y rojo).

Como en el verano, también en invierno hay que prestar una especial atención a niños y personas mayores, ellos también necesitan hidratación y muchas veces pueden compartir la misma crema.

En conclusión

Los cambios de temperatura afectan negativamente a nuestra piel. Ya sea en invierno o en verano, debemos seguir una serie de indicaciones para protegernos correctamente y mantener nuestra piel sana y fuerte. Lo primero que debemos tener claro es nuestro tipo de piel, seca, grasa, mixta o sensible, ya que dependiendo de este factor tendremos que aplicar un tipo de producto específico y acentuar unos determinados cuidados u otros.