Estas "alarmas incesantes pueden ser la causa de patologías cardiológicas, respiratorias, articulares y de digestión. Y también de cáncer. De ahí que la comunidad científica haya bautizado este fenómeno con el nombre de inflammaging, combinación de términos inflammation (inflamación) y aging (envejecimiento)", explica la doctora Silvia Gómez Senent, especialista del Aparato Digestivo y experta en Inmunonutrición y Nutrición en el Hospital de la Paz de Madrid. En su primer libro, Universo microbiota, Gómez Senent busca que los lectores descubran varios de los factores que producen esta situación de envejecimiento precoz: el estrés, la cantidad de ejercicio físico, el tipo de alimentación, las emociones que albergamos, las relaciones sociales que establecemos€ "Todo ello influye en unos microorganismos que habitan en nuestro intestino, la llamada microbiota intestinal", apunta didácticamente. Con veinte años de experiencia, esta experta ha atendido a casi medio millón de personas con problemas digestivos, que han pasado de llevar una vida apagada, abúlica y enfermiza, a otra completamente distinta, saludable y repleta de energía y entusiasmo.

Hablar de la microbiota está de moda. ¿A qué se debe?

Fundamentalmente a que cada vez hay más estudios que están demostrando que la microbiota, que son los microorganismos, los bichitos que tenemos en el intestino y que conviven con nosotros, tienen una enorme relación con nuestro estado de salud, tanto a nivel general como en el desarrollo de enfermedades. Por esto está tan de moda. Actualmente los especialistas apostamos por el abordaje multidisciplinar para tratar una enfermedad.

¿Por ejemplo?

En una persona con una dolencia articular, además de ver todo lo que corresponda a la articulación se le estudia también el intestino, porque parece que teniendo una buena salud intestinal podemos ayudar a que la parte articular pueda mejorar también.

¿Tan importante es el intestino?

Aunque parezca muy obvio que lo diga una especialista en digestivo, lo cierto es que sí. Los estudios corroboran su importancia. No solo es clave la microbiota, sino en general la salud intestinal. Además de la función meramente digestiva, nuestro intestino tiene una función defensiva que impide el paso de agentes tóxicos. De este modo, se erige en una barrera selectiva que permite exclusivamente el paso de sustancias que favorecen el desarrollo del sistema inmunitario intestinal.

¿Por qué la microbiota juega un papel central en nuestro bienestar?

Porque se liberan una serie de sustancias que generan hormonas, proteínas€ que hacen que, primero, puedan estar relacionadas con el cerebro a través del nervio vago e interactúan con el sistema nervioso, lo que produce enfermedades. En segundo lugar, porque por una mala alimentación u otros factores se genera una microbiota más deficiente, lo que provoca la liberación de sustancias de mayor toxicidad para nuestro cuerpo. Estas sustancias pasan a la sangre y pueden depositarse en las articulaciones, en la piel o en cualquier otra área del cuerpo, y desarrollar alguna enfermedad.

¿Una dieta equilibrada, ejercicio y buenas relaciones sociales son claves para vivir más años?

Al final lo importante no es vivir más años, sino vivirlos con mejor calidad de vida; añadir vida a los años. Se ha visto que la salud intestinal está muy implicada en un proceso que se produce según vamos envejeciendo, un proceso de inflamación de las células de nuestro cuerpo que hace que el pelo sea más canoso, que tengamos achaques de corazón... Si nosotros mantenemos esa salud intestinal en condiciones óptimas, la inflamación que produce el envejecimiento se presentará más tarde y hará que vivamos más años con menos problemas de salud.

¿La gente es consciente de la importancia de cuidar la salud intestinal?

Cada vez más. Cuando tienen algún problema de salud y empiezan a desarrollar algún síntoma digestivo que antes no tenían, comienzan a planearse que su enfermedad puede tener algo que ver con el intestino. Suelen empezar quitándose alimentos y comprueban que les va mejor. Por ejemplo, si tienen acné o rosácea comienzan a investigar y se encuentran con que el intestino tiene mucho que decir. De hecho, las listas de espera de consulta para estos temas crecen día a día.

¿Si cuidamos el intestino tendremos una vida más longeva?

Sí, pero lo más importante es la calidad con la que viviremos. Ahora lo que estamos viendo, por la situación pandémica que atravesamos, es que muchas personas de edad media, entre 40 y 55 años, están envejeciendo de forma prematura.

¿Por la situación de estrés que le ha provocado la pandemia?

Es uno de los factores, pero también por la alimentación que se ha llevado a cabo durante estos meses, donde se han cuidado menos, en los que hemos podido hacer menos ejercicio y se ha comido más. La tendencia generalizada ha sido que las personas han engordado. Todos esos factores, al final, han condicionado que la gente esté más demacrada físicamente, con muchos problemas digestivos, tal y como vemos en las consultas. La pandemia ha pasado factura a muchas personas, y no solo a nivel psíquico, sino también físico; muchas han perdido a un familiar, se han contagiado, han quedado en el paro€ El miedo, la incertidumbre, generan estrés, además de síntomas digestivos. Y está demostrado que el estrés nos genera envejecimiento prematuro. Es el problema que estamos viendo ahora los especialistas. Las emociones negativas, junto con otros factores de estilo de vida poco saludables, producen una disbiosis, que es un desequilibrio entre bacterias beneficiosas y no beneficiosas.

Pero la salud y la calidad de vida muchas veces vienen predestinadas por la genética, ¿no?

Hay patologías o sucesos que nos pueden ocurrir que tienen un componente genético, y eso no se puede modificar. Pero lo que estamos viendo en medicina es que hay determinados factores externos, ambientales, de hábitos que nosotros podemos modificar, para que ese peso que tiene la parte genética descienda y gane todo lo que nosotros podemos hacer. Al final, el tener un gen que nos predisponga a una enfermedad no implica que la vayas a padecer; se tiene que desarrollar con la conjunción de una serie de factores, la parte genética y otras muchas más. Lo importante y el valor que le damos a todo esto es que si disponemos de las herramientas para modificar todos esos factores, el peso de la genética será menor y no desarrollaremos la patología.

¿Qué hábitos favorecen nuestra salud intestinal?

La alimentación es el más importante, porque la primera función de la microbiota es absorber los nutrientes; es la que se encarga de que todo lo que comemos lo podamos absorber en la sangre y llegue a nuestros órganos. Si hacemos una alimentación saludable, como la dieta mediterránea, es suficiente, porque se ha visto que tiene la cantidad y calidad de bacterias que nuestro intestino necesita para estar sano. Haciendo una alimentación saludable, evitando procesados, azúcares, grasas y alcohol ya tenemos un punto a nuestro favor. Este sería uno de los factores clave.

¿Y los otros pilares?

El ejercicio físico, que con el tema del Covid se ha hecho mucho menos. Se ha comprobado que el ejercicio mejora la calidad de nuestra salud digestiva. Y luego, como queda dicho, la gestión del estrés. El modo de gestionarlo nos ayudará a que el intestino se encuentre en óptimas condiciones. En el libro comento la evidencia que hay entre la mejora de la salud intestinal con las relaciones sociales; podernos comunicar con otras personas, compartir, ayuda a esa salud. Es un factor menos importante, pero también hay que tenerlo en cuenta.

PERSONAL

Nacimiento: Madrid, 1978.

Formación: Licenciada en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en Aparato Digestivo y experta en Inmunonutrición y Nutrición de la Universidad Católica de Valencia.

Trayectoria: Desde 2007 ejerce su especialidad en el Hospital la Paz de Madrid y es responsable de la Unidad de Gastroenterología Integral de la Clínica de Especialidades Médicas Hbn39. Su labor profesional siempre ha girado en torno a la enfermedad inflamatoria intestinal y los trastornos funcionales digestivos. Desde 2016 ha participado en varios proyectos de investigación sobre la microbiota y la permeabilidad intestinal. Es colaboradora docente en la Universidad Autónoma de Madrid, profesora del Máster de Microbiota que se imparte en la Universidad europea de Madrid y directora del título de Experta en Permeabilidad Intestinal en la Universidad Francisco de Vitoria.