Los momentos difíciles que vivimos y el confinamiento durante un largo periodo de tiempo puede pasarnos factura, principalmente a nivel emocional. Por eso es importante reconocer las señales en cuanto aparecen los primeros síntomas de ansiedad o estrés para aprender a combatirlos cuanto antes. "El estrés emocional, el provocado por las emociones, es más común entre jóvenes o personas inmaduras, aunque afecta en todas las edades. Las sensaciones fuertes, las tensiones, las relaciones interpersonales y laborales, así como las situaciones complicadas son factores estresantes que lo generan", explican los especialistas en psicología.

El miedo es una realidad inherente a la naturaleza humana, a menudo generadora de estrés. Se trata de una emoción primaria caracterizada por una intensa y desagradable sensación motivada por la percepción de peligro. Considerado como condición elemental de supervivencia, es un factor universal situado en el origen del estrés entre los seres humanos.

Y no es baladí, ya que el estrés altera la regulación del azúcar y de las grasas, y la tolerancia a la insulina. Está relacionado con el colesterol alto, la obesidad y la diabetes. Además, incide de forma muy negativa en el sistema inmunitario, haciéndonos más vulnerables, y acelera el envejecimiento. Sin olvidar los trastornos en la salud mental y que los linfomas y las leucemias se desarrollan más en situaciones estresantes, reconocen los especialistas.

La Organización Mundial de la Salud, ante la epidemia de estrés que podemos sufrir al estar tanto tiempo en aislamiento social, recomienda que seamos empáticos con los afectados, apoyemos a los que más lo necesitan, sobre todo a los ancianos, y centremos nuestra atención en las noticias positivas y esperanzadoras. Además, es clave que sigamos en contacto con la familia y los amigos por teléfono o mediante videollamadas. Y mantener las rutinas, porque no nos beneficia nada estar todo el día en pijama o dejar de asearnos.

Hay que buscar ayuda, apoyo y consejo en personas expertas o cercanas, analizar la situación y tomarse el tiempo necesario para tomar decisiones, y una vez decidido, no dudar, sacar conclusiones y aplicarlas. Porque la falta de control de una situación genera mucho estrés y ansiedad, y por contra, poder dominarla da aplomo y seguridad. Por eso es tan importante tener la posibilidad de prever o prevenir el acontecimiento estresante y tener preparada nuestra estrategia para hacerle frente. Los expertos recomiendan asimismo que se destierren los pensamientos negativos.

Cómo combatirlo

Las buenas condiciones vitales, la familia, el trabajo y los hábitos de vida estables procuran un clima de seguridad y equilibrio que rebajan los efectos del estrés emocional. Hay también métodos naturales para controlarlo, como los ejercicios de relajación muscular, de respiración, el yoga y la meditación. Finalmente está la farmacoterapia, que sería el último recurso, aunque uno de los más frecuentemente usados, ya que es también un medio eficaz para controlar el estrés emocional.

Los ansiolíticos son los fármacos más utilizados, ya que alivian o suprimen esa negativa sensación sin producir sedación o sueño. Otro grupo de medicamentos incluye las benzodiacepinas, las buspironas y los betabloqueantes. Estos tratamientos deben estar siempre controlados por el médico y limitados en dosis y tiempo, ya que hay riesgo de que produzcan dependencia.

Para que no te controle el estrés en el día a día también es importante llevar una buena alimentación. Así, no hay que saltarse ninguna comida ni, por supuesto, sustituirlas por comida rápida. Es beneficioso reducir las grasas y los azúcares, eliminar la cafeína y el alcohol, desayunar y comer bien y cenar poco, además de hacer las famosas cinco comidas al día. Los ácidos grasos Omega 3 ayudan a disminuir la liberación de cortisol y rebajan el nivel de estrés. También la actividad física es una gran aliada contra este mal. Practicar ejercicios de respiración consciente elimina los nudos de tensión provocados por la ansiedad.Proteger a los niños

Los más pequeños de la casa padecerán también estrés si lo ven en los mayores, por lo que es importante explicarles la situación difícil por la que atraviesa toda la población. Del mismo modo, deben saber que no están de vacaciones. Es importante que sigan con sus estudios y sus horarios en casa, que se aseen y se vistan, como subrayan los especialistas.

Deben aprender, como si fuera un juego, a lavarse bien las manos, a estornudar en la manga y cualquier otra medida de prevención, que ya les valdrán para el resto de su vida. Por otro lado, el exceso de tecnología también supone un riesgo. Las redes son en sí mismas un factor estresante y los jóvenes son quienes más lo sufren, por lo que hay que aprender a disminuir el tiempo que se les dedica.