aDEMÁS de vino, La Rioja ofrece atractivos turísticos ligados a la cultura, la gastronomía, el turismo rural, la naturaleza y el Camino de Santiago. Los amantes de la historia y la arquitectura pueden enriquecer su ruta con una visita a sus más monumentales conventos, los de Yuso, Suso, Santa M.ª la Real y Valvanera.

Disfrutar de unas vacaciones seguras más allá del enoturismo y sus 400 bodegas. Esa es la propuesta de La Rioja, que ofrece la sugerencia de fundirse en su historia a través del rico patrimonio cultural que atesora esta comunidad, siendo los monasterios, especialmente los de San Millán de la Cogolla, uno de sus símbolos más preciados ya que allí se escribieron las glosas que dieron origen al castellano.

Nos referimos a los monasterios de Yuso y Suso, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El primero, cuyo nombre significa abajo en castellano antiguo y sigue habitado por frailes agustinos recoletos, se construyó en 1051, en estilo románico, y fue reconstruido en el siglo XVI en herreriano. Se accede por una portada barroca con columnas corintias y relieve de San Millán a caballo antes de llegar al Salón de los Reyes. Su claustro es renacentista con bóvedas góticas y la iglesia tiene tres naves, con bóveda estrellada y un bonito cimborrio.

El de Suso (arriba), situado en el monte y de acceso en transporte colectivo para visitas, se empezó a levantar en el siglo VI, con origen en un cenobio visigodo, y se amplió con estilos mozárabes y románicos. Residencia de Gonzalo de Berceo, allí aparecieron las primeras anotaciones escritas en euskera.

El de Santa María la Real, en Nájera, es cuna y panteón de los reyes e infantes del reino de Nájera-Pamplona, antecesor del Reino de Navarra. Lugar referencial de la comunidad por su valor artístico y como reflejo de la preeminencia histórica de la zona en la Edad Media, fue mandado construir por el rey García Sánchez III y se acabó en 1052.

En el monasterio de Valvanera, cuyo nombre proviene del latín y significa Valle de las venas de agua, se cobija la imagen de la patrona de la región. En origen fue una iglesia visigótica, luego prerrománica y románica, y la actual data del siglo XV. En su altar mayor se encuentra el camarín de la Virgen de Valvanera, al que se puede acceder lateralmente. La parte superior está presidida por un Cristo Majestad Pantocrátor y debajo aparecen las imágenes de San Pedro, San Pablo, San Benito y San Atanasio.