Dacia anima el Jogger con dos contrastadas motorizaciones a gasolina, una de ellas compatible con gas licuado, gracias a lo cual ostenta la etiqueta medioambiental Eco. Para la temporada que viene, la marca rumana de la Alianza Renault anuncia el estreno de la primera solución híbrida de su carrera.

La primera de las mecánicas disponibles hoy es la 1.0 TCe, unidad 1.0 de tres cilindros multiválvulas fabricada en aluminio, que desata 110 caballos. Su intervención consigue 183 km/h de punta y permite progresar de 0 a 100 en 10,5 segundos (11,2 en la variante de siete plazas). Asociada a caja de cambios manual de seis velocidades, acredita un gasto medio de 5,7 litros y unas emisiones de CO2 de 130 g/km (6 litros y 133 gramos en la versión con más aforo).

La única alternativa posible es la que plantea la solución que la marca denomina ECO-G. Consiste en un propulsor bifuel, desarrollado para funcionar indistintamente con gasolina y con GLP. Se trata, en realidad, de una adaptación del mismo bloque tricilíndrico, que reduce su rendimiento a 100 CV y se vincula también a transmisión manual. La ventaja estriba en que es el propio fabricante quien integra esta tecnología, por lo que la garantía, así como los intervalos y el coste de las operaciones de mantenimiento son los mismos. También la capacidad del maletero es idéntica a la de la versión a gasolina (el depósito de GLP ocupa el hueco de la rueda de repuesto).

Las prestaciones del Jogger con el motor bifuel se acercan a las que homologa la variante a gasolina. Alcanza una velocidad máxima de 172 o 175 km/h, dependiendo de si utiliza gasolina o gas. El tipo de carburante también determina el poder de aceleración, registrando unas décimas de ventaja en favor del GLP (12,3 frente a 12,5 segundos). El consumo sube a 6,0 litros al trabajar con gasolina y a 7,4 si lo hace con gas licuado. El flujo de dióxido de carbono expelido alcanza una media de 135 gramos por kilómetro en un caso y de 118 en otro; no obstante, la contribución del GLP propicia que las emisiones conjuntas de CO2 desciendan en torno al 10% con respecto a la otra opción motriz. Gracias a ello esta versión se hace acreedora a los beneficios de la etiqueta medioambiental Eco que otorga la DGT.

Otra ventaja adicional de esta interpretación dual es su gran autonomía. La combinación de los dos depósitos de ambos carburantes, 40 litros de GLP y 50 de gasolina, permite recorrer más de mil kilómetros sin repostar