La puesta en valor del modelo, tercero en el orden de preferencias de la clientela de la marca, tras el Sportage y el Stonic, comienza por el plano estético. Los estilistas de la casa se han decantado por una reforma de fachada que confiere una apariencia más moderna y expresiva al semblante del automóvil. El aliño cosmético se centra, como sucede siempre, en el conjunto que forman la parrilla, el paragolpes y los grupos ópticos, aunque no descuida la zaga ni el interior.

Entre los detalles más relevantes de la nueva gama figura la incorporación a todas las versiones del Ceed de llantas de aleación y de iluminación LED; esta integra luces antiniebla, de cruce y carretera junto a la diurna, que hace las veces de indicador de dirección. No se puede hablar de un cambio significativo de imagen, pero sí de una agraciada evolución que confiere más empaque y amplía la esperanza de vida de un modelo ya satisfactorio. La sensación de calidad aumenta notablemente a medida que se asciende en la escala de acabados (cinco, contando el deportivo GT) y precios.

La cabina presenta un aspecto muy parecido al conocido. Disfruta, eso sí, de la presencia de tapizados de asientos y revestimientos de puertas más modernos. Cuenta, asimismo, con el cuadro de mandos digital de 12,3 pulgadas, y con un sistema multimedia con pantalla táctil flotante (de 8 o de 10,25 pulgadas, en función del acabado) en mitad del salpicadero. Este dispositivo depara las máximas prestaciones de conectividad, permitiendo establecer un vínculo inalámbrico entre el Ceed y el Smartphone de su propietario, y admitiendo además actualizaciones on line.