Las palabras de Jon Lekue adquieren una especial significación debido a sus múltiples responsabilidades en el ámbito empresarial y en el sector de la automoción. Por un lado, es socio-director general de Autonervión, firma que ya ha celebrado su cincuenta aniversario como distribuidor de Renault y Dacia en Ezkerraldea. Desde hace casi tres años, comparte dicho cargo con la presidencia de la Asociación de Concesionarios de Bizkaia, dedicando también parte de su tiempo a la directiva de la Confederación Empresarial de Bizkaia (Cebek). Hiperactivo y constantemente ocupado, Lekue responde a las preguntas como en él es habitual, de manera escueta y directa. El cese provisional de las actividades comerciales, lejos de concederle algunas horas libres, le está procurando nuevas preocupaciones, además de una considerable carga adicional de trabajo.

Si por algo se caracteriza esta situación es por su gravedad y haber llegado llegado de improviso, ¿cuál fue su primera reacción?

—Desde que se decretó el Estado de Alarma derivado del COVID-19, nuestra prioridad ha sido la de asegurar la salud y seguridad de nuestros

empleados y clientes.

Lo siguiente habrá sido empezar a valorar las consecuencias.

—Como digo, desde entonces seguimos preocupados por la salud y el bienestar de nuestros empleados y familiares. Pero en segundo término

lo estamos por el efecto económico que va a tener esta crisis del Covid-19. Se empieza a estimar que puede ser como la recesión del 2008.

¿Qué aprendimos entonces? ¿Qué decisiones considera prioritarias?

—Es imprescindible que las distintas administraciones adopten las medidas necesarias para que, cuando esto pase, recuperemos la actividad

desde el primer segundo. El objetivo es que en lo que queda de año compensemos algo lo perdido. Esperamos que se haga poniendo en

marcha ayudas y adoptando medidas fiscales y laborales que propicien la reactivación de nuestro sector, que tan fundamental es en nuestra

economía.

¿Qué decisiones concretas espera de las autoridades para lograr dicho objetivo?

—Necesitaríamos un paquete de medidas, que comienza con el aplazamiento de la liquidación de los impuestos aplicado a todo tipo de

empresas, independientemente de su volumen de operaciones. También una reducción en el Impuesto sobre Actividades Económicas y en

los impuestos locales (IBI, tasa de basuras, etc.). Asimismo, es preciso establecer líneas de crédito oficiales a coste cero y el desarrollo de un

Plan de Incentivos a la compra de vehículos que, además cumplir el objetivo de descarbonizar el parque, sirva como impulso a la actividad

del sector ampliando las ayudas a vehículos de prueba, de exposición y vehículos seminuevos.

¿Cuándo estima que se podrá recuperar la normalidad?

—En China casi el total de los concesionarios están ya abiertos, pero con un tráfico de clientes todavía escaso, de un 53%. De ahí la importancia

de las medidas para normalizar y favorecer la confianza de los consumidores.

¿Mantiene intacta su confianza en el sector?

—Ahora estamos todos preocupados, pero con confianza en el futuro. Porque si una cosa se está consiguiendo durante esta situación, es

la unión y comprensión de todos.