Desde siempre, a los caballos se les ha valorado por los dientes y a los coches por los caballos. Pero algunas buenas costumbres se van perdiendo, por lo menos en el mundo del automóvil, donde hoy priman otros criterios de evaluación radicalmente distintos. Sin ir más lejos, los medioambientales. La movilidad sostenible se impone, un poco por convicción y un mucho por imperativo legal. Ambos motivos - la concienciación ecológica y la amenaza de multas millonarias por contaminar la atmósfera- acucian a los fabricantes, que se han lanzado a una vertiginosa espiral para descarbonizar sus productos. Suzuki no es una excepción y acomete esta temporada la hibridación de su catálogo, comenzando por el Vitara.

El popular, asequible y eficaz todoterreno, convertido al credo crossover hace un par de años, es el primer producto de la marca japonesa en asimilar un sistema de hibridación ligera. Esta tecnología, materializada en la versión 1.4 Boosterjet Mild Hybrid que ahora llega a los concesionarios, se extenderá antes del verano a otros cuatro vehículos del catálogo.

En unos días, el sistema de hibridación suave estará disponible en el S-Cross. Para primavera contarán con él el Swift Sport y el Ignis, si bien a este último se le va a adjudicar una versión menos solvente, que reduce su voltaje de 48V a 12V. Es la misma motorización que en junio se destinará al Swift convencional, con carrocería de cinco puertas.

Suzuki se decanta por la hibridación, aunque sea en su modalidad técnicamente menos compleja, justo tras prescindir de la mecánica diésel. Esta decisión no ha obedecido tanto a criterios medioambientales como a razones de índole económica. La caída generalizada de la demanda de modelos a gasóleo hacía poco rentable para la firma nipona seguir pagando a Fiat por el suministro de un propulsor, el 1.6 DDiS de 120 CV, que ya estaba alejado de la vanguardia tecnológica.