Mercedes-Benz irrumpe con paso decidido en el mercado de los automóviles eléctricos. Mueve ficha por medio de la división especializada EQ, cuya primera creación es el EQC, un imponente SUV emparentado con el GLC de la gama convencional. La sofisticada creación mantiene las proporciones conocidas (alcanza 4,76 metros de largo), pero se decanta por una estética singular. Instala un motor eléctrico en cada eje para obtener así tracción integral y brindar una potencia conjunta de 408 CV. El fabricante alemán promete una autonomía de hasta 416 kilómetros en este sofisticado EQC, cuya tarifa oficial comienza en 77.425 euros.

El debutante es un producto innovador, pero no es pionero en su categoría. La marca de la estrella vuelve a refutar esa ley del liderazgo que prioriza “ser el primero a ser el mejor” y prefiere seguir apostando antes por la excelencia que por las prisas. Así que el EQC aterriza en un mercado donde el Jaguar I-Pace y el Audi e-tron llevan ya algunos meses disputándose la escasa clientela potencial de este tipo de propuestas de SUV urbano, con proporciones y precio bastante superiores a su aportación práctica.

Al igual que los dos competidores más madrugadores, el candidato de Mercedes-Benz despliega sus cualidades para convencer y cautivar una selecta parroquia, integrada por personas que a la sensibilidad medioambiental suman una holgada capacidad financiera. Es un automóvil idóneo para esos representantes de grandes empresas privadas e instituciones públicas erigidos en apóstoles de la movilidad eléctrica que, tras concluir sus discursos, suelen regresar al despacho en regias berlinas diésel. El EQC les brinda la oportunidad de comenzar a predicar con el ejemplo.

El modelo de Mercedes-Benz, cuya denominación comercial completa añade el código 400 4Matic, supera con sobresaliente la reválida de la imagen. Aunque en el estamento Premium no suelen darse los tintes estrafalarios que salpican a algunas propuestas eléctricas, el candidato de la estrella llama la atención por su diseño moderno y elegante. Es coherente con el estilo de la casa y al tiempo distintivo de su condición. Su esbeltez resta contundencia visual a la corpulenta de la carrocería de cinco puertas, que ocupa 4,76 metros de longitud, 1,88 de anchura y 1,62 de altura. El modelo libera 2,87 metros entre sus ejes, lo que permite acomodar a bordo cinco adultos, y ofrece 500 litros útiles en su portaequipajes.

Esa estampa ágil y distinguida camufla uno de los inconvenientes del EQC y de todos los modelos de su naturaleza: el sobrepeso. Nadie diría a simple vista que este estilizado SUV registra en la báscula dos toneladas y media (solo la batería supone un lastre de 650 kg.). Por eso resulta especialmente meritoria la labor de los ingenieros de la casa, capaces también de conferir al vehículo un dinamismo insospechado, semejante al de un SUV convencional. En consecuencia, el aplomo garantizado por los kilos se transforma en impecable estabilidad, compensando inercias y atenuando balanceos en curvas. A tal fin se ha ubicado en una posición extremadamente baja la batería, que goza de protecciones frente a los impactos y de un meticuloso aislamiento térmico. A las impecables evoluciones del EQC también contribuye decisivamente la adopción de unos eficaces frenos, acordes a las circunstancias, por más que en algunos modos de funcionamiento requieran un intenso pisotón al pedal.

Pero, como es obvio, el ingrediente esencial para la buena marcha del negocio es el sistema impulsor. El EQC emplea dos bloques eléctricos, cada uno de los cuales se encarga de accionar un eje. Obtiene así tracción integral inteligente, capaz de transferir el 100% de la energía a un único eje si las condiciones del firme lo requieren para avanzar. En condiciones normales trabaja motor el delantero, que recibe apoyo del trasero en momentos de mayor demanda de potencia o tracción.

Los nutre una batería de iones de litio de 80 kW, que recupera energía en las fases de retención y frenada durante la marcha. Se reabastece en once horas conectada a una toma de corriente doméstica tipo Wallbox; un dispositivo de carga rápida permite reponer el 80% de su contenido en 40 minutos. El acumulador cuenta con 160.000 km u ocho años de garantía, periodo en el que el fabricante asegura que mantendrá al menos un 70% de su capacidad. VEn esta versión de lanzamiento del EQC el rendimiento solidario de ambos motores genera 408 CV, potencia que permite al nuevo SUV progresar de 0 a 100 km/h en 5,1 segundos. La velocidad máxima queda establecida en 180 km/h.

El sistema motriz del MB EQC, que se combina con transmisión automática, propone cinco modalidades de conducción: Comfort, Eco, Max Range, Sport e Individual. La elección de uno u otro modo por parte del usuario condiciona la respuesta del vehículo, es decir, la calidad y la cantidad de las prestaciones; se puede primar la fogosidad o un comportamiento más sosegado. La decisión determina la duración de la energía contenida en la batería. Mercedes-Benz anuncia una autonomía oficial de entre 374 y 416 kilómetros, según el protocolo de homologación WLPT. La fluctuación depende del equipamiento, factor que condiciona el peso final de cada unidad. Evidentemente, un uso intensivo del acelerador o de la climatización reduce notablemente el radio de acción de este y de cualquier otro automóvil eléctrico.

Como no podía ser de otra forma, Mercedes-Benz viste a su última creación con el esmero acostumbrado y lo pertrecha con un derroche de medios. Por su condición de escaparate tecnológico, el EQC tiene a su disposición los más avanzados recursos al alcance de un producto de la firma, medios destinados a facilitar la conducción, propiciando máximos niveles de seguridad y bienestar. Incluye el sistema de información y entretenimiento MBUX, servicios de acceso remoto, navegador con información de tráfico en tiempo real, servofreno de emergencia activo, asistente de viento lateral, siete airbags, faros LED Multibeam, arranque sin llave, portón con cierre motorizado, sistema de pre-climatización, etc.