Fue un concierto en el que estaban todos, todos, todos. Los que mandan algo en la industria de la música, y esos a quienes les pierde más un postureo. Pero el objetivo era aparentar. Dejarse ver allí: en el teatro London Palladium de la capital británica. Porque tras más de un lustro sin pisar un escenario, la cantante más famosa de los últimos tiempos ha regresado. Y ninguna celebrity que se precie quiso perderse semejante directo. Ni Dua Lipa, ni Samuel L. Jackson, ni Emma Watson, Alesha Dixon ni, por supuesto, Mel B, integrante de las Spice Girls, el grupo favorito de Adele. Un espectáculo posterior al streaming especial de pago emitido en Estados Unidos a través de las cadenas estadounidenses CBS y Paramount.

Porque las cosas como son: quien ha tenido la exclusiva ha sido, una vez más, Oprah Winfrey. De hecho, el concierto de pago por directo fue la rúbrica del programa especial Adele: One Night Only. Un formato con entrevista en el que la inglesa lo soltó absolutamente todo.

Entre otros tips, la intérprete de Hello reconoció llorando ante una impresionada Oprah que se sentía "avergonzada" por su divorcio de Simon Konecki, su ya ex marido. "Desde muy joven me prometí a mí misma que cuando tuviera hijos permanecería junto con mi pareja toda la vida. Seríamos una familia unida. Pero cuando ocurrió estaba tan decepcionada por mi hijo, me sentí tan decepcionada por mí misma...", confesó entre lloros a la presentadora más popular de los Estados Unidos.

Y, cómo no, durante la amigable charla también emergió el tema estrella para la curiosa y cansina prensa británica: la pérdida de 70 kilos desde que se dio a conocer al mundo hace una década con Rolling In The Deep.

Sobre las sorprendentes críticas que todavía recibe, Adele aseguró con firmeza que ya nada le sorprende y concluyó la entrevista con una frase demoledora que evidencia que su música está por encima de todo: "Mi cuerpo ha sido objeto de debate durante toda mi carrera. Siempre estoy o demasiado gorda o demasiado delgada".