Bilbao - Jon Nieve se aloja en un conocido balneario de la costa vizcaina. “Me encuentro muy a gusto. Pero ahora que empieza el buen tiempo es una lata ir a todas partes envuelto en esta capa de pelo de búfalo. Da mucho calor, pica, se llena de bichos? Muy bien para pelear contra el Señor de la Noche y su cuadrilla de desarrapados, pero, chico, canta mucho para salir a tomar unos txakolis por Plen-tzia”, lamenta Nieve. “En mi familia solo falta Julio Iglesias”, explica. “Es un lío. Nunca he sabido cómo dirigirme a la gente en casa. “Voy a pasear por una muralla para reflexionar en solitario y en plan introspectivo. ¿Dónde tenéis una muralla por aquí?”, pregunta. Pide un taxi al castillo de Butrón. Le acompañamos. “Taxi is coming”, nos susurra con mueca de misterio.

¿Qué tal le va la terapia?

-Bien. Me alivia. Nos sinceramos en el grupo. Luego hago psicodrama, psicoterapia y eso. También me medican. Lo he pasado fatal: depresión, ansiedad. Ya sabes. Álex Ubago es un alegrías comparado conmigo. A ver si me comprendes: que a mi me mataron mis compañeros de trabajo. Me apuñalaron. Y eso que no era ni enlace sindical ni nada. Se trata de cosas que te bajan mucho la moral. Luego vino la Bruja Roja y me resucitó. Parece que mola. Pero no creas ¿Sabes con qué aliento te levantas después de estar muerto?. Es terrible. No puedo ir a ninguna parte sin el Licor del Polo.

Tampoco se ponga usted en plan agonías, que siempre ha ido por ahí con ese gesto de angustia.

-Estáis muy equivocados. ¡Vaya fans! Hasta que me presenté voluntario en la Guardia de la Noche yo vivía despreocupado. Sacaba a pasear a mi lobo huargo a que hiciera sus cositas fuera del castillo de los Stark, montaba a caballo y me cuidaba mi look de seguidor de Nirvana. Lo que pasa es que siempre padecí estreñimiento. Ese gesto característico mío, como de profundo sufrimiento interior, se debía únicamente a esa causa. Luego, todo se complicó.

Lo de Señor en el Norte ¿le satisface?

-Me hace ilusión, claro. Mucho mejor que hacer guardia en el Muro. Allí aparecen los hooligans en el momento más insospechado, sacan las bengalas y te montan un trifulca de órdago. Sobre todo si les da por ponerse a escalar y lanzar objetos contundentes. Mire, hace un tiempo propuse instalar unas concertinas, como las de Melilla, y los Salvajes, que son muy de izquierdas, me pusieron a parir. Siguen con ese lío, claro.

Le he preguntado por su vida en el castillo de los Stark.

-Es verdad. Sí, aquí, en el castillo mucho mejor. Aunque andamos con reformas: voy a poner ventanas batientes de doble acristalamiento, calefacción central y pladur por dentro. También rampas por todo para que mi hermano Bram se mueva sin problemas. Ya sabes, el chico tuvo un accidente de chaval y, además, es un poco rarito, se queda con los ojos vueltos a lo Marujita Díaz. Lo del castillo, un obrón. Me sale por un pico a pesar de que el escombro me lo evacúan los chicos de la Guardia de la Noche. Tenemos muchos metros cuadrados. Le dije a Daenerys que mejor un adosado. Pero ella que nones, que siempre había soñado con vivir como una reina.

¿Todo bien en su relación con Daenerys?

-Desde que soy consciente de que es mi tía siento una presencia turbia entre los dos. Por eso la terapia. Y, además, tiene mucho carácter ¡Huy! Nada de llevarle la contraria, que te atiza un fogonazo ¿Que dan la Champions en la tele pero coincide con alguno de sus programas favoritos? A achantar o a salir con Sam y Tyrion a la tasca que pone el fútbol. Daenerys es muy suya. Y lo que se gasta en peluquería, capas de seda y comida para dragones no tiene nombre. ¿Tú sabes lo que zampa un dragón? Últimamente solo les da terneras de Kobe, esas que cuestan un dineral. A lo loco.

¿Qué me dice de Tyrion?

-Aunque sea un Lannister, que con esos nunca nos hemos llevado bien por un asunto de lindes, es mi cuñado. Mi hermana Sansa jamás tuvo suerte con sus parejas, pero Tyrion es un tipo enrollado. Nunca se esconde a la hora de pagar las copas, sabe un montón de chistes, conoce los restaurantes de moda y le va la marcha. Un crack.