HE ahí un donostiarra rotundo en sus palabras. “Bilbao es la ciudad que más me gusta en el mundo”, dijo en alguna que otra ocasión aquel que fuera uno de los padres del cómic y la videocreación en Euskadi tras iniciarse en los estudios de Periodismo, que abandonó pronto para dedicarse al humor gráfico. En 1980, en según qué materias, la prehistoria, comenzó a trabajar con imágenes seriadas a través de la fotocopiadora y se inició en el campo del vídeo experimental, donde utilizó el láser y trabajó sobre decorados sintéticos y realidades virtuales. Su progreso en estos campos de la creación fue tal y tan rápido que en 1981 recibió el premio Monte Veritá en Locarno (Suiza) por Bilbao la muerte, su primera obra videográfica y en 1983, el Premio Nacional de Ilustración Infantil. Ilustrador de numerosos libros infantiles y artículos periodísticos, publicó en un sinfín de periódicos y revistas.

Su particularidad fue extraordinaria: la creación de un universo singular, edificado con una mirada cargada de humor ácido sobre Bilbao. “Mi capacidad de asombro con Bilbao no se ha sentido nunca colmada. Paseo mucho por sus calles, y siempre me producen sensaciones nuevas, lo que es muy estimulante para un artista. Los paisajes industriales y la fuerza arquitectónica que tiene te dan pie para reinventar el entorno, para adentrarte en un territorio fronterizo entre lo real y lo irreal. Te fijas en un paraje concreto y enseguida te viene a la cabeza una historia” dijo.

Fueron testigo de sus primeras muestras individuales las galerías Arthogar, Kaskagorri y Aritza, donde expuso por primera vez en 1993 y donde volvió a hacerlo en 1994 y 1998. En 2000 exhibió el carrusel de sus obras en la sala de exposiciones de Bidebarrieta dentro de las actividades de Kulturgunea en torno al 700 aniversario de la ciudad de Bilbao. Su mirada.

De su vena creativa hay herencia -el cineasta Borja Cobeaga es sobrino suyo...- y testimonio como la autoría de carteles, tanto los del Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao (Zinebi) de 1978 y 2008, como los de la primera Aste Nagusia, también de 1978. Su obra está presente en muestras colectivas como Procesos en el Museo Reina Sofía de Madrid (1986), Cité de la Science en La Villette de París (1989), o en el Centro Pompidou de París (1990). Ya ven, no era un Don Nadie. Uno de los últimos homenajes a su trabajo se lo tributó el Salón del Cómic de Getxo, que en la edición de 2009 recordó su trayectoria profesional. Ya era inmortal.