os primeros renglones de esta historia hablan, como en algunas buenas novelas, de una herencia y sus vicisitudes. No en vano, el origen de la Biblioteca Foral de Bizkaia se remonta a 1894, cuando tras la muerte de Fidel de Sagarminaga, sus herederos ofrecieron a la Diputación de Bizkaia su magnífica biblioteca, con una colección calculada sobre los 12.000 volúmenes. Debido a que la Diputación no contaba con un local adecuado para alojarla, se dispusieron temporalmente en la sede de la corporación, ubicada en la Plaza Nueva de Bilbao. Ese mismo año se había iniciado el proyecto de un palacio nuevo para la Diputación que sí contemplaba en su diseño un espacio para biblioteca y archivo. Pero esta construcción tomó su tiempo, de modo que la inauguración de la primera biblioteca en la Gran Vía, en la nueva sede de la Diputación se realizó en 1900. Siete años después se realizaron obras de ampliación, construyendo tres grandes salas para trasladar la biblioteca a la planta baja. Era el primer salto de un proyecto creciente.

En 1921 la Diputación encargó al arquitecto Juan Carlos Guerra un proyecto de adaptación de un edificio que había comprado en la parte posterior del palacio. El 22 de agosto de 1929 se pudo inaugurar la nueva biblioteca y pronto, muy pronto, recibió otra donación mayúscula: la de Benita Balparda de las Herrerías, que donó la biblioteca de su hermano Gregorio. Gregorio Balparda, ¿Les suena?

Viajemos desde aquella prehistoria, si es que se puede llamar así, hasta la actualidad más pujante. La actual Biblioteca Foral de Bizkaia fue inaugurada en 2007. Situada en la calle Diputación, el edificio amplía la superficie de la antigua Biblioteca foral hasta los 10.000 m² mediante un contenedor acristalado de seis plantas de altura y un bloque anexo de oficinas. ¡Ay, el contenedor, esa es la antorcha que tanto alumbra! Un conjunto de serigrafías sobre su piel de vidrio reproducen, en 200 idiomas, textos significativos de diferentes culturas.

En su interior la biblioteca aloja un total de 300.000 volúmenes, gran parte ellos de libre acceso. Las colecciones están organizadas en cuatro plantas, siendo la primera planta la más concurrida, puesto que posee un total de 9.000 volúmenes a disposición del público y una sala de documentación con otros 2.400 volúmenes de libre acceso. La segunda planta está dedicada a la hemeroteca. Allí puede consultarse prensa, periódicos y revistas, con casi 4.700 títulos en la colección. Las obras de genealogía y heráldica están en la planta tercera, mientras que en la cuarta planta hay una sala para investigadores, una colección de grabados y una sección cartográfica.

Visitemos algunas de sus joyas más celebradas. La biblioteca posee 41 incunables y 624 manuscritos. El más antiguo de los incunables que posee es Gerson, Johannes. De simonia ; De probatione Spirituum; De eruditione confessorum; De remediis contra recidivum peccandi (Colonia, c.1472). Destaca además la colección de obras publicadas por imprentas vascas (siglos XVI a XVII).

La fuente que besa sus pies se ha convertido en banco de reposo para paseantes o en mesa de apoyo para consumidores de los bares más cercanos pero el edificio sigue siendo cuna de cultura. En el décimo aniversario del cubo acristalado se editó un calendario con 12 hitos. El mes de enero arranca con una imagen brumosa e industrial de la empresa La Vizcaya, ubicada en Sestao y publicada en El libro de Bilbao: guía artística-comercial en 1893. En febrero, una acuarela realizada en 1636 por Pedro Texeira ilustra el Puerto de Pasaia, en Gipuzkoa. Texeira fue un cosmógrafo portugués que trabajó al servicio del rey español Felipe IV.

La imagen es un fragmento del informe manuscrito que conserva la Biblioteca Foral de Bizkaia, elaborado por el cosmógrafo portugués a principios del siglo XVII para preparar una estrategia defensiva del territorio fronterizo de Gipuzkoa, frente a una posible invasión de los franceses. Incluye un mapa general de la costa guipuzcoana y otros detallados de los puertos de Donostia, Hondarribia, Pasaia y Getaria. Marzo se dedica a la cartela del mapa geográfico de América Meridional, grabado realizado por Juan de la Cruz Cano y Olmedilla e impreso en 1775. Abril muestra un boceto para damasquinado de finales del siglo XIX realizado por Plácido Zuloaga, padre del pintor Ignacio Zuloaga. Una imagen de la página del periódico donostiarra Marca, publicada el 18 de enero de 1939, ocupa el mes de mayo. Junio se presentó con la portada de El Centenario, revista ilustrada publicada en 1900 con portada realizada por el pintor Anselmo Guinea.

La portada de Bilbao gráfico, revista semanal ilustrada en 1922, copa el mes de julio. Agosto es mes de fiestas y, por ello, se eligieron unas viñetas que representan Bilbao en Fiestas, un anuncio aparecido en la Gaceta del Norte de 1931. Septiembre se decoró con la imagen del popular Xabiertxo de Isaac López-Mendizabal e ilustrada por Txiki en 1932. El mes de octubre es para la portada del primer número de la revista El Coitaodibujada por José Arrue en 1908. Noviembre está dedicado a Ni naiz Gezal'tar Kepa Andoni-na, ex libris diseñado por el pintor Antonio de Gezala para su uso personal en 1919 en Bilbao. Y por último, el mes de diciembre recoge la imagen del juego de lotería creado y editado por Federico de Belaustegigoitia en 1936 como método para el aprendizaje del euskera. Es una hermosa cartografía de todo cuanto allí se alberga.