Las declaraciones del responsable de ciberseguridad de EE.UU., Robert L. Strayer, no son tan solo una amenaza: "No podemos poner nuestra información importante en riesgo de ser accedida por el Partido Comunista Chino", en alusión a la "recomendación" de exclusión de compra de las tecnologías 5G propiedad de Huawei. De momento no han hablado de que se puedan tomar represalias en contra de los países que no tengan en cuenta este consejo, pero si analizamos la actual dependencia que tenemos de la tecnología que viene de Estados Unidos, nos podemos dar cuenta de que no podemos sobrevivir sin ellas. ¿Te imaginas que mañana se anunciara que queda prohibido el acceso a, por ejemplo dos empresas norteamericanas, Google y Amazon? ¿Te puedes creer que de la noche a la mañana no solo pierdes el acceso a tu cuenta de gmail o a recibir ese pedido de cremas exfoliantes, sino que tu teléfono móvil con el software de Apple deja de actualizarse y en pocas semanas puede que deje de funcionar?

Los operadores de telefonía americanas necesitaban desplegar la red 5G lo antes posible y la mayoría están utilizando los equipos de los dos fabricantes que destacan, ZTE y por supuesto Huawei. La alternativa para que paren ese despliegue de infraestructuras es el anuncio del gobierno de EE.UU. de "construir una red nacional 5G financiada completamente por el gobierno y accesible a todos los operadores que operen en su país". Imagínate la cara de alegría que se les ha puesto a los principales competidores, Qualcomm, Cisco, Juniper, Nokia, Samsung o Ericsson, que de la noche a la mañana van a pasar de tener una tecnología 5G todavía en mantillas, a ganar tiempo para desarrollarla sin el peligro de la competencia asiática. A decir verdad, tanto las compañías europeas como estadounidenses no competían con las mismas reglas y es que Huawei o ZTE han conseguido ser líderes gracias en parte al soporte que han recibido durante años del Gobierno chino.

La preocupación por el posible espionaje a mí me suena a cortina de humo, sobre la que generar un plan de infraestructuras nacionalizadas y continuar con los planes proteccionistas para mantener a las empresas chinas fuera del mercado. "América primero" puede parecer una forma de recuperar ese espíritu que ya perdieron en su momento con el mercado de las televisiones frente a Sony en el siglo pasado. Supongo que lo siguiente será proteger el mercado de vehículos y toda su industria automovilística, pero, quién nos dice que el siguiente en el punto de mira no sea Samsung para proteger a Apple o no permitir los equipos 5G de Ericsson, frente a los de Cisco. Si de verdad el espionaje fuera una auténtica amenaza, no crees que tenemos suficientes informáticos y técnicos que más temprano que tarde descubrirían que los equipos de Huawei están enviando todos nuestros datos o los de nuestros electrodomésticos o vehículos autónomos a las oficinas centrales del Partido Comunista de China.

Lo más importante ahora es que todo ésto no retrase el despliegue de las infraestructuras 5G porque, aunque lo he repetido en otros artículos, no supone simplemente una mejora en la velocidad. Supone un cambio en la forma en que nuestros hogares, nuestros vehículos y nuestras fábricas puedan empezar a funcionar gracias a Internet de las Cosas (IoT). Espero que los dos gigantes EE.UU. y China lleguen por fin a un acuerdo comercial en todos los sentidos, porque al final va a revertir en alejar los fantasmas del retraso de la tecnología.

@juandelaherran