Sumidos en una crisis sanitaria sin precedentes, descuidar los océanos y su biodiversidad podría conllevar la pérdida de especies marinas muy valiosas como algunas algas rojas, cuyo estudio ha demostrado su "eficacia" contra el coronavirus de la actual pandemia.

Microorganismos marinos como esponjas y macroalgas, más que un escudo frente a los virus, son un importante "banco de pruebas" contra las infecciones víricas desde hace 4.500 millones de años, explica en una entrevista con Efe el catedrático de biología de la Universidad de Granada (UGR) Pedro Sánchez Castillo, quien lamenta que especies marinas muy valiosas estén en vías de extinción.

El investigador incide en "aprender" de estos microorganismos, que han evolucionado desplegando "potentes estrategias" frente a infecciones de carácter vírico, teniendo en cuenta, que, en un mililitro de agua, pueden hallarse millones de virus.

Pregunta:¿Son los océanos un escudo frente a los virus?

Respuesta: Los océanos son un reservorio de biodiversidad y más que un escudo, los organismos marinos constituyen un "banco de pruebas" donde la evolución ha desarrollado estrategias para combatir las infecciones víricas; por ejemplo, algunos virus son capaces de eliminar densos bancos de algas microscópicas de especial interés en la regulación del clima. No debemos descuidar el conocimiento de la biodiversidad marina, se corre el riesgo de perder especies muy valiosas en cuyo conocimiento podría haber estado la solución a diversas patologías. Son muchas las sustancias que ya son efectivas contra dolencias tan importantes como diferentes tipos de cáncer, terapias contra infecciones como VIH, el SARS u otras patologías de especial relevancia en nuestra sociedad.

P.- ¿Hay alguna sustancia interesante contra la COVID-19?

R.- Una lectina (glucoproteínas) procedente de la pared celular de un alga roja del género Griffithsia, tiene una especial afinidad por una estructura de la pared de ciertos coronavirus, uniéndose a ella e impidiendo así su entrada a la célula. Ciertos ensayos han mostrado eficacia contra la actual pandemia. La especie de alga roja productora de esta sustancia ha sido citada históricamente en las costas de Andalucía y de otras zonas de España, pero en la actualidad es una de esas especies que posiblemente se encuentre en proceso de extinción. Pero no es la única especie de alga roja que desarrolla propiedades antivirales, también otras de los géneros Ceramium y Polysiphonia han sido investigadas por su actividad antiviral, además de otros grupos, como las cianobacterias, que también se encuentran en el foco de los investigadores.

P.- ¿El desafío de reconstruir la vida marina sería posible si se tomaran medidas rápidas para no colapsar?

R.- Soy optimista por naturaleza, pienso que sí. Pero esta recuperación necesitaría de una especial vigilancia por parte de centros especializados en conocimiento, gestión y divulgación del medio marino, como el Instituto Español de Oceanografía, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, universidades y centros como El Aula del Mar CEI-MAR.UGR de la Universidad de Granada. Desde mi punto de vista hay 4 amenazas en los océanos que atajar con urgencia: plásticos y derivados, acidificación, incremento del nivel del mar y depuración de aguas residuales, y quizá no en este orden.

P.-¿Es la COVID-19 un respiro para océanos y medio ambiente?

R.- Creo que no. La actividad industrial, y comercial en general, comenzará pronto y todo volverá a su situación de pre-colapso. Solo se mejoraría si tomáramos conciencia de que al igual de que doblegamos la curva de evolución de la pandemia, hacemos lo mismo con la curva de destrucción ambiental, y si las ayudas europeas exigieran un cambio hacia políticas verdes y azules donde la conservación y la sostenibilidad sean esenciales en el nuevo modelo de desarrollo. Pero esto no será gratis para el ciudadano, deberemos rehusar de la globalización económica con todo lo que eso implica en renuncias de derechos adquiridos.

P.- ¿Esta pandemia hace más evidente la urgencia climática?

R.- Sí, cada vez está más clara la interrelación entre destrucción ambiental y la aparición de enfermedades. El ritmo de vida de las grandes ciudades y su capacidad para destruir sus respectivos entornos, la vida acelerada como consecuencia de irresponsables políticas de concentración humana y desplazamientos en masa a los centros de trabajo (....) una de las pocas enseñanzas positivas que extraeremos de esta crisis es la capacidad para teletrabajar y estar comunicados a distancia. Hemos de plantearnos recolonizar la España vaciada y volver a la naturaleza.

P.- ¿Cómo derrocar esta pandemia?

R.- Demasiado tarde para aportar nuevas ideas para solucionar esta pandemia. Están en marcha las investigaciones para una vacuna y medicamentos que puedan paliar las fases finales de la misma. Espero que se estén ensayando toda esa nueva batería de sustancias que he comentado, alguna de las cuales podría contribuir a generar nuevos medicamentos. Para la siguiente, además del cambio de vida propuesto, sería bueno una adecuada exploración de la biodiversidad, sobre todo, marina.