BILBAO. Un equipo de CIC bioGUNE, liderado por el investigador Ikerbasque Nicola G.A. Abrescia, ha descifrado la estructura tridimensional de dos virus que viven en condiciones extremas. La investigación llevada a cabo con el virus Holoarcula californiae icosahedral virus 1 (HCIV-1), proveniente de la salina de Samut Sakhon en Tailandia, y el Holoarcula hispanica icosahedral virus 2 (HHIV-2), de la salina de Margherita di Savoia en Italia, ha permitido descifrar la solución que la evolución ha proporcionado para su ensamblaje.

En colaboración con el grupo de Dennis Bamford y Hanna Oksanen en la Universidad de Helsinki (Finlandia), el grupo del Dr. Abrescia ha conseguido información sobre las consecuencias evolutivas de la fusión de las dos proteínas que forman la cápside del virus. Así, la unión de los dos genes que codifican para las dos proteínas de la cápside en un único gen ha conducido finalmente al nacimiento de una proteína única que forma la cápside de otros virus, algunos sin membrana, incluyendo adenovirus más peligroso e infeccioso para los humanos.

Los resultados, publicados en la revista Nature Communications, suponen un gran avance paraabordar nuevas investigaciones que permitan combatir los procesos infecciosos relacionados con virus que infectan otros organismos, incluidos los humanos.

“El estudio se ha realizado mediante técnicas de microscopía electrónica, utilizando super-microscopios 'TITAN', que todavía no están disponibles en el País Vasco o en el resto deEspaña. El estudio ha permitido concluir que, en ambos casos, dos proteínas muy diferentes, ubicadas entre la cubierta de la cápside y la lámina exterior de la membrana lipídica del virus, funcionan como un sistema de posicionamiento global común. Así, del mismo modo que usamos el GPS de nuestro automóvil para ir del punto A al B, estas dos proteínas comunican qué hacer y dónde ir a otros componentes virales. Por ejemplo, a las dos proteínas que forman la cápside, lo que permite que el virus se ensamble correctamente”, explica Nicola Abrescia.

Las Archaea y sus virus correspondientes son organismos que viven en ambientes primitivos y extremos, como solfataras, lagos de sal, aguas termales y lagos alcalinos. Su capacidad de supervivencia es única, por lo que su estudio es clave para comprender no solo la naturaleza de la biota de la tierra primitiva, sino también para comprender los virus que existen hoy en día.

El desafío de establecer relaciones entre virus

Las estimaciones recientes sugieren que hay más de un trillón de billones de virus (1031) en la biosfera. Tan solo un 1 mililitro de agua marina contiene la asombrosa cantidad de un millón de virus. De todos estos virus solamente conocemos una fracción muy pequeña.

“Muchas esperanzas para la mejora de la salud provienen directa o indirectamente de investigaciones con virus, también de algunos percibidos inicialmente de poca importancia biomédica. Por ejemplo, la tecnología de edición de genes o los virus adeno-asociados para terapia génica aportan soluciones en distintos ámbitos además de las investigaciones directamente relacionadas con infecciones virales humanas” continúa Nicola Abrescia.

El mundo de los virus (la virosfera) es inmenso y establecer relaciones entre ellos resulta un desafío. Por ejemplo, los virus no dejan fósiles de la misma manera que lo hacen los organismos celulares, por lo que comprender sus relaciones evolutivas a largo plazo resulta un reto intelectual y científico. Obviamente, entender las relaciones que mantienen los virus a lo largo de su evolución es esencial. De la misma manera que nosotros, los humanos, queremos conocer nuestros orígenes para entender nuestro presente, y posiblemente, para prever nuestro futuro.

El estudio pretende entender de dónde provienen los virus de hoy, para poder predecir cómo evolucionan. Además, la existencia de relaciones entre dos virus diferentes puede proporcionar información fundamental. Por ejemplo, si se correlaciona un virus para el que no existen fármacos que lo curen con uno para el que sí existen, se puede contemplar el uso de estrategias terapéuticas similares.