cON el objetivo de mostrar “el gran tabú del que no podemos hablar”, los cineastas colombianos Ciro Guerra y Cristina Gallego presentan Pájaros de verano, un largometraje que recoge los años de contrabando y bonanza marimbera en Colombia.
Basada en una historia real que explica el origen del narcotráfico en Colombia, la película viaja hasta los años 70, cuando la juventud norteamericana abraza la cultura hippie, con ella la marihuana y esto provoca que los agricultores de la zona se conviertan en empresarios a un ritmo veloz. Con el desierto de Guajira como escenario, una familia indígena wayúu se ve obligada a asumir un papel de liderazgo en esta nueva empresa, que desencadenará una guerra fratricida que pondrá en grave peligro a su familia, a sus vidas y a sus tradiciones ancestrales.
Tras inaugurar la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, la película dirigida por los nominados al Oscar por Abrazo de la serpiente cuenta además con una mezcla de estrellas de la televisión y del teatro colombianos, como Natalia Reyes y Carmiña Martínez, además de sumar nuevas figuras como José Acosta, y actores naturales como el palabrero wayúu José Vicente Cotes en los papeles protagonistas.
El retrato de una nación Con el planteamiento claro, Ciro Guerra reivindica que la idea “nunca fue tratar de representar un cuadro global de la cultura wayúu”, ya que eso resultaría imposible. “Es muy rica y diversa y nos provee un mundo muy interesante para narrar una historia y unas claves que nunca se han visto, que hacen que sea una historia nueva para el espectador”, señala el director. Por su parte, la codirectora Cristina Gallego opina que otro de los aspectos del proyecto que llama la atención es su contexto: la época de la marimba. “La bonanza marimbera es una metáfora de lo que pasa con nuestro país, ya que ha entrado en la historia con todos esos cultivos ilícitos, provocando que seamos marcados con motes de narcotraficantes”. Y la pareja de cineastas se marcó entonces un objetivo: cómo podía afectar a una familia. “Pájaros de verano es la tragedia de una familia que metafóricamente es como una nación”, reflexiona.
Como si se tratase de una película de gánsteres, el largometraje muestra que es muy fácil romper la línea que permite vivir en armonía o en una constante guerra por disputas no resueltas. “Es la historia original, el inicio de todo y la base de lo que todavía estamos viviendo”, plantea Ciro, añadiendo que “es una historia local, pero al mismo tiempo es una historia universal de cómo el capitalismo, en su estado más salvaje, trabaja sobre una sociedad que no está lista para eso”.
En ese sentido, Natalia Reyes -una de las actrices revelaciones en Colombia y que próximamente rodará y protagonizará Terminator 6- opina que la historia plantea también “cómo la ambición y el dinero pueden llegar a desdibujar y a destruir una familia, una cultura y un legado de miles de años”.
Todo ello desde la suficiente “distancia” que existe ya entre los hechos de la época. “Ya no es una herida abierta como lo puede ser la violencia más reciente”, concluye Cristina Gallego.