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‘El Conquistador’, entre la convivencia y la supervivencia

La decimocuarta edición del ‘reality’ de ETB-2 llega a su recta final con “todos los concursantes creyendo que pueden ganar, lo que le ha dado una dimensión nueva”

‘El Conquistador’, entre la convivencia y la supervivenciaFotos: ETB

eSTA temporada ha deparado bastantes novedades: desde el estreno como capitán del navarro Telmo Aldaz de la Quadra-Salcedo al récord de picaduras (salvo la edición amazónica) y, sobre todo, la convicción de los doce supervivientes (siete mujeres y cinco hombres) de que pueden llevarse la victoria. Txema Montoya, uno de los directores del reality, considera que quienes han llegado a la unificación tienen “un nivel apabullante”, a pesar de que tres pasan ahora por problemas físicos que, curiosamente, esta edición han afectado más al equipo de producción que a los concursantes. “Telmo ha sido un descubrimiento. Nos hemos encontrado con un personaje muy diferente por su actitud ante el equipo, porque no utiliza palabrotas (gran novedad), que no se enfada prácticamente nunca, que ha sido capaz de lidiar con un equipo muy peculiar y ha demostrado que tiene mucho temple”. Joxan Goñi, el otro director, incide en que “es un personaje que tiene teorías rocambolescas de todo, ideas muy curiosas. Sabe hablar con la gente y desenvolverse. Tiene ese punto de educación y de saber hablar que no se ve mucho en El Conquistador, igual por eso ha sorprendido tanto porque el programa es más de pocas palabras, muchos tacos y acción. Sabía a qué venía y que no se tenía que pelear. Pero no siempre tiene ese buen humor, se ha controlado mucho. Yo creo que hay otro Telmo...”.

A algunos espectadores les ha sorprendido que “se han metido imágenes más atrevidas que otros años, -para ser vascos igual demasiado-, pero bastante inocentes comparadas con Supervivientes y espacios de este género. Los dos miembros de una pareja (que ya lo eran cuando entraron, Jass y Gotzon) han llegado a la unificación, detalla Montoya. “Ha habido novios en más ediciones. Pero ahora, en el primer programa de la unificación el premio de Gotzon era invitar a alguien al campamento y nunca hemos visto una pareja tan acaramelada, pero es que las circunstancias eran propicias. No es un momento que no pudieran ver niños, fue bastante blanco y tierno. Reconozco que no es habitual ver que se den besos, se declaren amor eterno, que hablen con naturalidad de su relación y de lo que les está uniendo el programa... No es un cambio de estilo, aunque alguna gente nos ha criticado por mostrarlo”, recapacita. “Este año ha sido la primera pareja que hemos tenido que ha actuado como tal”, remacha Goñi.

En cuanto a la ligera ventaja femenina en la recta final, Montoya admite que “no es habitual que las chicas sean más en la unificación: pasó en la tercera edición por la expulsión de dos de los favoritos por motivos disciplinarios (cuando ganó Lourdes) y en la séptima (que ganó Nakor). En todos los castings intentamos que haya paridad de géneros e incluir mujeres capaces de ganar duelos a los hombres. Y este año hay muchas, son fuertes y tienen la sensación de que pueden ganar el concurso, incluso eliminar a los chicos antes de la final, lo que les hace ser más peligrosas y le da otra dimensión al programa, aunque Seleta y Gotzon son los gallos de esta edición”. “Por fin se cumple lo que vamos viendo durante muchos años, que las mujeres economizan más energía, se administran mejor, no llaman tanto la atención... pero no se alían entre ellas y los chicos se aprovechan”, añade Goñi.

Del glaciar al manglar

Once ediciones patagónicas han dejado poso. “Es inevitable recordar con cariño los primeros conquistadores y las batallitas antiguas. Patagonia es tal referente que salir de allí y de Argentina fue un shock pero creo que hemos pasado la transición con nota. Para mí, Ushuaia seguirá siendo el fin del mundo, el lugar icónico para siempre. Esas finales con aquel faro que parecía puesto para nosotros... para mí era el no va más. Reto a cualquier reality a que supere eso, en una sola edición estar en tres lugares como Ushuaia, Perito Moreno y la Patagonia montañosa de los lagos. Pero la selva, la playa y el Caribe te dan otras cosas. La selva tiene ese punto de estar aislado del mundo, un poco claustrofóbico, hace el trabajo que nosotros queremos que haga. Yo tengo el punto romántico de las primeras finales de Ushuaia, pero en este momento me parecería dificil imaginar El conquistador sin el mar o un manglar. Es un hábitat hecho para los realitys”, explica Montoya. A Goñi tampoco se le borra la Patagonia: “Es el segundo sitio en que más he vivido después de mi casa. Hemos perdido en paisajes y fotografía, sin duda; pero hemos ganado en el juego que dan la selva, el mar, el Caribe... que abren otro abanico”. Añade que “hay quien dice que el programa se ha endurecido, pero yo creo que ha sido todo lo contrario, ahora es mucho más amable. Una prueba que en la tele dura veinte minutos requería estar en el Perito Moreno varios días con el equipo preparando las cosas. El silencio que hay, cuando sólo escuchas el crujir del hielo en mitad de la nada, es algo que no olvidas jamás”, admite. De fondo, una reflexión sobre el cambio climático: “El deshielo ya está afectando la zona, no es que en una década lo notáramos pero la gente de allí nos enseñaba fotos de cómo era antes y no tenía mucho que ver”. También le desazonó la primera llegada al Amazonas colombiano: “Daba pena, era un basurero gigante. Viene bien para ver qué le estamos haciendo al planeta. Nos estamos cargando todo”.

Ambos coinciden en que este año “no es exagerado hablar de la charca de Shrek. No es el Caribe que imaginamos. El campamento rico ha sido el mejor de la historia de El conquistador; pero el resto, un infierno”. Montoya explica “es una zona y una época del año con muchísimas lluvias, todas las tardes. Y mucha tormenta eléctrica. También es una desgracia para las cámaras, las consolas de sonido, para elaborar los juegos, para todo...” ¿Quién ganará? Eso no se sabrá hasta dentro de un mes pero los dos tienen claro que “es muy complicado convivir en un grupo veinticuatro horas, treinta días. Saber aguantar y manejarte bien,... es difícil”.

Gotzon Mantuliz es un interlocutor privilegiado para hablar del programa ya que ganó la quinta edición, ha acudido a muchos debates y ahora realiza las mismas pruebas que los participantes y se encarga de entrevistar a los eliminados. Nueve años después, está más en forma y tiene más experiencia, así que cree que podría llevarse la victoria en la selva. “Me parece más duro Patagonia, lo peor de la selva son los mosquitos pero hay cocos, cangrejos... allí no había absolutamente nada”. También reconoce que es diferente porque ahora no tiene la presión de la competición, aunque a veces es un revulsivo que viene bien... y además puede comer y descansar. Su papel de entrevistador le resulta cómodo porque “yo he vivido eso antes y sé lo que se siente, empatizo con ellos”. Gotzon resalta el número de chicas que han llegado este año a la unificación, “súper preparadas, van a dar mucho que hablar”. Es indiscutible que para ganar “hay que ser una persona completa físicamente, pero también es muy importante el campamento, cómo te llevas con la gente y cómo afrontas psicológicamente estar al límite”.