Héroes anónimos al descubierto

L A directora francesa Emmanuelle Bercot se ha vuelto a poner detrás de las cámaras para rodar su quinto largometraje: un drama social que rescata la historia de Malony, uno de tantos adolescentes inadaptados de la Francia suburbial y actual.

La tête haute cuenta la vida de un menor que a los seis años comienza un recorrido por los centros de acogida debido a que su madre, soltera e irresponsable, no puede hacerse cargo de él. Pese a la cantidad de tiempo y recursos que los sistemas judicial y educativo emplean en reconducir su vida, Malony es refractario a cualquier consejo y se convierte en un delincuente habitual con un serio problema de violencia incontenible. A los 15 años, tras la renuncia de su madre a su tutela, es adoptado por el matrimonio formado por Florence, instructora de menores a punto de jubilarse, y Yann, maestro que también tuvo una infancia difícil, para reformar su comportamiento. Malony es enviado a un estricto centro educativo, donde conoce a Tess, una adolescente muy especial que le mostrará razones para cambiar.

A medio camino entre la crónica social, el documental y la ficción, el filme retrata un sistema caduco e insuficiente que, mal que bien y a pesar de sus múltiples lagunas, funciona gracias a la abnegación de sus trabajadores. Un pequeño homenaje que la realizadora parisina ha querido rendir a los profesionales en la sombra que tratan de compensar las carencias de la sociedad actual y que consiguen reinsertar a los jóvenes problemáticos. “La película habla de la educación, que es fundamental, y de que en los casos de las familias que no la pueden dar, es la sociedad quien debe hacerlo. Un niño no es un salvaje, si se convierte en eso es porque no ha tenido la suerte de recibir una educación”.

un debutante y un peso pesado El largometraje está protagonizado por un sorprendente debutante Rod Parot, que borda el personaje de adolescente con personalidad hermética y atormentada. En su primera incursión en la gran pantalla, el joven actor se ha rodeado de un peso pesado, la estrella francesa Catherine Deneuve, que funciona como juez impecable y muestra su lado más humano y protector. Completan el reparto Benoît Magimel, en el papel de educador que cree en la reinserción, y Sara Forestier, en el de madre drogadicta y desestructurada que no logra ocuparse de sus hijos.

Aunque se trata de una historia ficticia, la película tiene una sólida base real cimentada en varios casos y en una ardua labor de investigación que llevó tanto a la cineasta como a la propia Catherine Deneuve a visitar los juzgados de menores y los centros de internamiento para conocer in situ este drama social que afecta a cientos de jóvenes. La tête haute fue la película inaugural del Festival de Cine de Cannes de este año, una clara apuesta del certamen por dar protagonismo a una mirada más femenina, social e intimista del cine de autor.